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viernes, 3 de octubre de 2014

Reflexiones acerca del hombre contemporáneo.



Scheler observó que el hombre en su relación con los demás seres vivos no es sólo un producto de la evolución de la vida, sino que va a establecer la diferencia con respecto al espíritu. Va a decir que el hombre es una realización única nunca intentada antes por la naturaleza. Por ejemplo, la percepción del hombre es el sistema básico de orientación en el mundo, específicamente humano.


A comienzos del siglo XX se abre un debate acerca de dar respuesta de cómo interpretar al hombre. La teología, la filosofía, las ciencias, en especial la biología con su teoría de la evolución, ofrecían ideas acerca del hombre desde una perspectiva determinada.
Tanto Max Scheler como Arnold Gehlen, que si bien piensan distinto abren una discusión con el evolucionismo.
La teoría de la evolución dice lo siguiente:
  1. Todas las especies vivas, junto con el hombre vienen de un mismo tronco.
  2. La selección natural de los más aptos: los seres vivos crecen en proporción geométrica y los recursos de subsistencia en proporción aritmética.
La teoría de la evolución fue criticada por la religión, ya que esta idea de que los seres vivos habían evolucionado por procesos naturales negaba la creación divina del hombre, colocándolo en el mismo nivel que los animales.

Se pensaba que ésta es la segunda de las tres grandes humillaciones que ha sufrido el hombre:


El concepto de hombre según Scheler es una oscuridad en su significado. Desde un punto de vista indica las características constitutivamente diferentes que posee el hombre de los demás seres vivos, subordinando el concepto de hombre al de animal, considerándolo un subgrupo muy pequeño del grupo de los animales, pero animal al fin. Este concepto de Scheler se denominó concepto sistemático natural. Por otro lado, la palabra hombre indica lo opuesto al animal. No es el punto de vista orgánico, sino que busca en el hombre una dimensión distinta y superior desde la cual captar lo propio del hombre.
La pregunta que se hace Scheler es como plantear una concepción del hombre sin desconocer el conocimiento científico, pero reduciendo lo propiamente humano a un simple materialismo evolucionista.

La esencia del hombre en el cosmos no está determinado ni por la inteligencia ni por su capacidad de elección, sino por su espíritu. No pertenece a la esfera vital, no constituye un grado más en la jerarquía de los seres vivos, porque es ajeno a la vida, opuesto a ella, no surge de la evolución natural de la vida pero extrae de ella la energía para sus actos. El hombre es persona, entendido como el centro activo en el que el espíritu se manifiesta.
La autonomía, la objetividad y la conciencia de sí mismo son propiedades esenciales. La autonomía es su “independencia frente a los lazos de la presión de lo orgánico, de la vida. Semejante ser espiritual ya no está vinculado a sus impulsos, ni al mundo circundante sino que es libre frente a éste, está abierto al mundo”. La objetividad es la capacidad de tomar distancia respecto de las necesidades e impulsos y de los estímulos del medio, para poder dar una respuesta elaborada, distanciada de las presiones internas y externas. Y finalmente, la conciencia de sí es la capacidad de saberse sujeto y poseerse a sí mismo, a diferencia del animal que sólo puede tener conciencia de lo otro pero nunca de sí mismo.


Parte de la idea del hombre como ser inacabado, carenciado, no adaptado a ningún medio determinado. El hombre debe de transformar la carencia en oportunidades de vida. Necesita tomar posición respecto de sí, interpretarse, saber quién es y que tareas tiene por delante.
Debe construir una imagen de sí mismo. No es lo mismo concebirse como una criatura de Dios a concebirse como un mono que ha tenido éxito. Su modo de comportarse, sus fines y sus demandas a las que se sujete serán diferentes en uno u otro caso.
En su libro El hombre, Gehlen dice que el hombre tiene que dar una interpretación de su ser y partiendo de ella tomar una posición y ejercer una conducta con respecto a sí mismo y a los demás. El hombre es el único ser que necesita saber acerca de sí mismo para poder diseñar su vida y para saber como conducirse con respecto a los demás. Su vida depende de lo que él haga, su existencia es una tarea y para lograrlo debe de emplear todas sus capacidades.
Caracteriza al hombre como un ser práctico signado por la acción, es alguien que debe de actuar para vivir, proveerse de todo aquello que la naturaleza no le dio a fin de hacer posible su vida. Para poder existir debe transformar y dominar la naturaleza, y la esencia de la naturaleza transformada por él en algo útil para la vida se llama cultura. El mundo cultural es el mundo humano.
El hombre es también un ser previsor orientando su futuro para crear las condiciones para poder vivir no sólo el día a día, sino también el mañana.
La diferencia que Gehlen hace de Scheler es que el hombre y los animales se diferencian por la cualidad especial que tiene el espíritu, que es una categoría separada de lo orgánico, pero que a su vez el hombre utiliza esa energía vital para la realización de los actos espirituales.
El problema radica en que no hay tal relación entre el comportamiento instintivo y el inteligente, más bien se excluyen, porque cuando los instintos son fuertes la inteligencia es mínima.
Gehlen propone una antropobiología que reúna los saberes de la ciencia y de la filosofía, pero no poniendo la diferencia en que un rasgo específico sea superior -el espíritu- o inferior, tal como sostiene el evolucionismo. El hombre es una realización única, su estructura biológica (su amplia percepción, y su plasticidad de sus pulsiones) es original, por lo que constituye una única realización de la naturaleza, jamás vista. Gehlen busca construir una antropología (hombre) que exprese la unidad de lo biológico con lo espiritual.