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sábado, 24 de abril de 2021

¿Filosofar acerca de la filosofía?

 


Hoy más que nunca, no sólo tiene sentido la filosofía, sino que además debemos agregar, es necesaria. En un mundo donde parece perderse el deseo de saber, de escudriñar las cosas y cuando cada vez es más evidente que el amor por la lectura no resulta ser como en el pasado, entonces, qué bien haría a todos ejercitar el saber filosófico como quien se ejercita físicamente para sí, mantenerse en forma; qué mejor manera de mantener adecuadamente los signos vitales del intelecto que, leyendo con juicio crítico un buen libro que no sea bueno sólo porque tiene un costo económico o porque tiene un título seductor, sino porque resulta ser edificante para el espíritu y para el desarrollo de todas las capacidades mentales. La lectura acrecienta, a no dudarlo, el cuestionamiento, favorece la capacidad de análisis y posibilita la autocrítica.

Si se lograra al menos de manera general, comprender y ejercitar uno de los propósitos de la filosofía, se estará en camino al conocimiento, y esto, cualquiera que tenga voluntad para lograrlo, bien lo puede alcanzar. No tiene capacidad de saber y conocer solamente quien estudia formal y académicamente. Con frecuencia mezclamos conceptos y realidades; con facilidad asombrosa caemos en la trampa ingenua de qué si alguien ostenta mucha formación académica, es que “sabe”, cuando en realidad, ninguna universidad certifica conocimientos; los centros de estudio tan solo certifican estudios.


A la realidad descrita anteriormente, se añade el hecho de que la graduación universitaria no debe considerarse nunca el final feliz de una carrera, la cual, pasó más por la angustia y el estrés del estudio que por el disfrute de haber aprendido algo nuevo cada día; constituye más bien el comienzo de una vivencia plena de lo que se estudió y un compromiso por continuar hurgando en las fuentes de conocimiento más cercanas que son los libros, y en este sentido la filosofía es un apoyo ineludible para cualquier persona que “padece” de esa dichosa sed de saber, por cuanto ella posibilita la obtención de un juicio crítico de la realidad, enriquece el vocabulario y permite reivindicar el conocimiento en detrimento de la ignorancia. No es que la filosofía tenga la solución a todos los problemas existenciales, al contrario, ella misma es una pregunta de carácter existencial, pero en esa incesante actividad del cuestionamiento se pueden hallar posibles respuestas a las inquietudes intelectuales. La filosofía es una de las innumerables posibilidades que tiene el ser humano para entender su entorno físico y su realidad metafísica; de ser esto así, es casi una imperiosa obligación la que tiene el hombre de cuestionarse todo cuanto sea posible; por tal motivo, no se encuentra mejor forma de concluir que, afirmando: ¡Hoy, más que nunca se debe filosofar!