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miércoles, 7 de junio de 2023

Padlet Filosofía

Hecho con Padlet

domingo, 30 de abril de 2023

Una clase de filosofía

La semana pasada una alumna me pregunto: Profe, ¿por qué no usa celular? Me quedé pensando y le respondí: porque la herramienta de trabajo de un profesor de filosofía es la palabra, el lenguaje. La filosofía es una actividad dialógica que se entabla con los estudiantes a partir de un texto, un problema. Es necesario que nos comuniquemos cara a cara para poder construir nuestra subjetividad, nuestra comunidad, a partir de un pensamiento propio, crítico, reflexivo. ¿Si no hay diálogo, conversación, discusión, debate que nos depara nuestra humanidad? Es una obligación que tenemos de pensar, problematizar las cosas que nos aquejan. Si no pensamos el presente ¿qué futuro le dejamos a las generaciones venideras? En la comunicación humana no solo hay palabras, hay gestos, señales no verbales que nos ayudan a comprender que le pasa al otro. El lenguaje no solo ordena nuestro pensamiento, también expresa nuestros sentimientos emociones. Incluso a veces los silencios también hablan, dicen cosas. Pero profe (volvió a insistir mi alumna) hoy si no usas celular no existís. Bueno, puede ser, le respondí… tal vez, para la sociedad en la que vivimos sea una necesidad. Una necesidad es para el sistema capitalista, que solo le interesa que seamos fieles consumidores y que pensemos solo lo que el sistema quiere que pensemos. En tu celular está todo pensando. Hay una inteligencia artificial que piensa por vos. Yo todavía creo que puedo seguir pensando por mí mismo, sin necesidad de dejarme manipular por el mercado que cada vez que busco algo por internet, me salen mil publicidades que me indican lo que tengo que comprar. Todavía sigo resistiendo ese embate y pensando que la filosofía es la herramienta para preguntarnos, cuestionarnos cosas, seguir ilusionándonos en un mundo nuevo en el que el ser humano pueda convivir armónicamente con la naturaleza y los demás seres vivos, en que debemos cuidar la única casa que todos tenemos en común que es nuestro planeta. Mientras hablaba, algunos se interesaban en lo que les decía, otros seguían inmersos en su mundo virtual, pero seguí insistiendo… Bueno, a mí la filosofía me sirve para leer, para no perder el hábito de la lectura y la escritura, además de seguir aprendiendo, también aprendo mucho de ustedes. Incluso, como profesor necesito seguir capacitándome. Por ejemplo, haciendo un curso sobre Saberes y prácticas para una Educación Ambiental crítica, aprendí un concepto nuevo que nunca antes había escuchado de Antropoceno. ¿Antropoceno? ¿y qué es eso profe? Bueno es un nuevo término que utiliza la epistemología para definir una nueva época o era geológica que comenzó en el año 1785 con el surgimiento de la primera Revolución Industrial y dura hasta nuestros días y está marcada por el impacto que produce el ser humano en el ambiente a partir de la masa de basura que genera y que hoy supera la masa de los seres vivos. La masa de basura hace referencia a la cantidad de plástico, cemento en edificios de las megaciudades, coches, ropa, vidrio, etc. Todo esto está alterando el clima y la biodiversidad del planeta. ¿hasta cuándo vamos a seguir contaminando el planeta?. Y si profe tiene razón lo que dice, respondieron algunos otros que se fueron sumando y empezaron a debatir entre ellos. Hice silencio y dejé que discutieran hasta que el timbre dio por finalizada la clase. “La filosofía está dormida en nuestro cuerpo y se despierta cuando nos preguntamos por nuestro Ser”, nos decía Heidegger.

miércoles, 29 de marzo de 2023

DYSPHORIA MUNDI

En el transcurso de los días pasados seguí muy atentamente el conflicto que existe en Francia. como consecuencia de una reforma laboral propuesta por Macrón. En una de las entrevistas que DW (televisión alemana) le hizo a un estudiante universitario que adhería al paro (que tiene en vilo desde hace un par de semanas a toda Francia), decía que en realidad se oponían a la reforma laboral porque los franceses querían trabajar menos horas para dedicarle más tiempo de ocio, tener tiempo libre para hacer lo que les gustaba y disfrutar más de la vida. Cuando escuché este informe comencé a reír y me dije: “¡eso siempre es lo que pensé!”; qué importante es tener tiempo libre para hacer lo que me gusta: andar en bicicleta, salir a caminar, disfrutar de la familia, estudiar, leer, escribir. Algunas de las tantas cosas que me gustan hacer. Y este fin de semana de un viernes feriado aproveché a leer un libro de un filósofo español, Paul Beatriz Preciado, que se llama Dysphoria Mundi. La disforía es un concepto psiquiátrico que hace referencia a un malestar o desarreglo en las emociones que provoca sensaciones desagradables, tristeza, ansiedad, angustia, impotencia, violencia contra sí mismo, abulia, insomnio, irritabilidad, trastornos obsesivos compulsivos, fobias, pánico, tentativas de suicidio, etc. Según este filósofo es la disforia una aflicción, flagelo social que afecta a toda la humanidad, como consecuencia de la sociedad en la que vivimos. A partir del siglo XVI surge el capitalismo como forma de organización social y económica de la burguesía y su triunfo en la Revolución Industrial y la Revolución Francesa, que se fuere desarrollando desde hace siglos hasta nuestros días y agravado a partir de la caída del Muro de Berlín, la globalización como capitalismo mundial. Me encanta cuando leo un nuevo libro poder incorporar conceptos y en este texto aprendí este que quiero contarles. 1) Sociedad fármaco-técno-pornográfico. ¿qué nos querrá decir todo esto? Me pregunté y ansioso comencé a leer intensamente para poder entenderlo. ¡qué loco! Fármaco porque es una humanidad adicta a toda forma de hedonismo, de placer rápido que lo aleje de ese malestar que provoca esa angustia existencial por el solo hecho de vivir, y para ello cualquier producto, mercancía viene bien para consumir. Lo técno, hoy el uso de las tecnologías de información y comunicación se han vuelto una heroína virtual. Las redes sociales (Twitter, Instagram, Facebook, Tic Toc) y los medios de comunicación son necesidades que nos convierten en adictos consumidores de cosas y tiempo que podríamos utilizar para hacer otras cosas. Pornográfica es la publicidad que se vale del instinto más básico del ser humano que es la sexualidad. La publicidad y la propaganda televisiva está llena de mensajes subliminales que nos erotizan para invitarnos a seguir consumiendo, porque al sistema solo le importa que seamos voraces consumidores. 2) Capitalismo petro-sexo-racial. Petro, hace referencia al uso del petróleo como energía para hacer funcionar el sistema capitalista mundial, su uso indiscriminado está agotando sus reservas, pero además trajo aparejado los grandes problemas ecológicos que hoy padece nuestro planeta: calentamiento global, contaminación, extinción de especies vegetales y animales, enfermedades, etc. Lo sexual alude al pensamiento binario reducto de un patriarcado monogámico que hoy trae aparejado la cuestión de género, la discriminación, el odio, el femicidio, el feminicidio, la violencia sexual, etc. Este pensamiento bien occidental de “Aquello que es, es. Aquello que no es, no es”, siendo útil para disgregar, desunir, desintegrar, estigmatizar, estereotipar, discriminar. Por último, lo racial, hace mención al capitalismo colonial que se expandió desde Europa por todo el mundo y donde ese modelo cultural de hombre blanco, eurocéntrico, racional, burgués, cristiano que se impuso como una “raza superior”, que sometió, sojuzgó, avasalló a todos habitantes del mundo por considerarse superiores, apropiándose y rapiñando los recursos naturales de nuestro planeta. La verdad que esta visión, esta concepción, estas ideas, me desacomodaron, me sacudieron bastante, jamás se me hubiese ocurrido pensar de esta manera, con ese maravilloso poder de síntesis Y bueno de eso se trata el ocio, el tiempo libre para hacer lo que nos gusta, en este caso hacer filosofía para enroscarnos las neuronas pensado los grandes problemas fundamentales de nuestra humanidad que nos motivan, nos aquejan y nos interpelan.

lunes, 23 de enero de 2023

El fascinante cielo

En las noches de verano Berderienses, mientras se cocina un rico asado en el horno de barro y con una cerveza bien fría o vinito tinto en mano, es un buen momento para levantar la cabeza y contemplar el maravilloso cielo que tenemos y poder ordenar ese cosmos en medio del caos universal en el que vivimos. En mi memoria siempre afloran cinco momentos que siempre recuerdo: el primero son las noches de verano de mi infancia allá en el campo de La Invencible o El Rincón, solíamos dormir con mi viejo Mateo arriba de la cabina del camión y mirábamos el cielo y en él imaginábamos figuras monstruosas, que el viejo inventaba cuentos para que me pudiera dormir en la frescura de una noche de verano en el campo. El segundo, en mi época de estudiante en Buenos Aires, en las noches primaverales salía a caminar o andar en Bicicleta. Una de ellas, caminando por la plaza del Centro Cultural de Recoleta, había un señor con un Telescopio y luego de contemplar por primera vez a través del ocular a la Luna, Saturno y Júpiter, comencé un diálogo informativo que me llenó de interrogantes para comenzar a prestarle atención a nuestro cielo. El tercero, fue en unos de mis viajes, haciendo cicloturismo en bicibleta por la Provincia de San Juan, cuando durmiendo a la intemperie en una noche sin luna, en Valdecitos, a 17 km., de Ischigualasto, el Valle de la Luna. Allí quedé alucinado con la cantidad de estrellas que titilaban en la Vía Láctea. El cuarto, me encontraba viviendo en Bolzano, Italia, el 11 de agosto de 1999, siendo las 12,50 hs., el día durante 45 minutos se convirtió en noche, a causa de un eclipse total de sol. Quedé estupefacto y recordé a Néstor Cordero, un filósofo argentino, que le puso fecha de nacimiento a la filosofía, con el primer eclipse de sol pronosticado por Tales de Mileto, el 26 de mayo del 585 a.C., a las 13,25. Y por último, el quinto momento, cuando con Fedra nos fuimos a vivir a Berdier, nuestro lugar en el mundo, allí, sus noches me motivaron para comprar mi primer telescopio para poder observar el maravilloso cielo nocturno. El cielo es una fuente inagotable de conocimiento, en el que todavía sigo descubriendo en él, nuevas constelaciones, puedo ver las diferentes lunas, unos pocos eclipses, cometas, estrellas fugaces. Etc. Son esas pequeñas gratificaciones que te da la vida, disfrutar de la naturaleza, de la familia, de una buena comida, de un rico habano y un buen vino tinto. Es darle sentido a la vida para poder disfrutarla. https://www.youtube.com/watch?v=mDOcE54oaCY https://www.facebook.com/media/set/?set=a.10222062277293363&type=3

Un prólogo para un libro

Anoche soñé que íbamos caminando con mi tío Emilio, por una calle del microcentro de Buenos Aires. A mitad de cuadra, un señor calvo nos preguntó. ¿qué van a hacer cuando lleguen a la esquina? Le respondí: seguir caminando. Tal vez crucemos la calle y seguiremos en el mismo sentido al que nos dirigimos; tal vez doblemos en la esquina, tal vez retrocedamos por dónde venimos. No sé, le respondí. Busqué una respuesta al mejor estilo Freudiano, una interpretación al sueño. Lo relacioné con un texto que estoy escribiendo: "El sendero de la vida". Y de eso se trata, de ir haciendo camino, de la autopista por la que vamos atravesando el viaje. A veces vamos rápido, a veces debemos bajar la velocidad por algún percance que ocurre en el camino, a veces debemos ir por la colectora sorteando obstáculos, otras detenernos en el peaje o parar a descansar, hacer una pausa. Y de eso se trata el transcurrir de la vida. Ya casi entrando en la década de los sesenta, uno va haciendo una autoevaluación, un balance de lo positivo y negativo de la vida, de los logros y de las frustraciones, de los golpes, las caídas que dejaron heridas. De las utopías y distopías. El pensamiento es como nuestro cuerpo, va cambiando a medida que va pasando el tiempo. Mis utopías de los veintes, de querer cambiar el mundo, se fueron aburguesando, uno se va conformando con lo mucho o poco que tiene. Van surgiendo recuerdos de la infancia, la adolescencia, la familia, amigos, amores, época de estudiante, de viajes, de libros leídos que uno va recapitulando. Al fin y al cabo, historias de vida. Solo mediante la capacidad de utilizar el pasado para la vida, y de transformar de nuevo lo acontecido en la historia, el ser llega a ser humano. Es posible vivir casi sin recuerdos y vivir siendo feliz, pero es absolutamente imposible vivir sin olvidar. El exceso de olvido histórico perjudica a cada individuo, pueblo o cultura. Es por eso que me tomé el atrevimiento de hacer fluir mis recuerdos que están fijados, sujetados en mi memoria y cada tanto en momentos especiales salen hacia afuera para hacerlos consciente y revivir el pasado, de aquellos tiempos lejanos que formaron mi ser, llenándolos de experiencias, saberes, conocimientos. La Filosofía no tiene por qué ser un pensamiento de académicos, cualquiera de nosotros lo puede hacer, simplemente haciéndose esta pregunta tan simple como el saber quiénes somos, como lo hacemos cuando somos niños. Aludo a un libro que decía que la mejor Filosofía es la que nace en “las voces de la calle ", como dice Joan Manuel Serrat, la que recogemos de la vida cotidiana. Para pensar en profundidad (y eso es en definitiva filosofar) no necesito más que reflexionar sobre lo que me rodea cotidianamente, y eso que me rodea puede ser la gente común con sus problemas, sus opiniones, sus preguntas, sus incertidumbres, sus frustraciones. Aprendemos a vivir viviendo, aprendemos a caminar caminando, aprenderemos a filosofar filosofando. Así es la historia que les quiero contar. Debemos rebelarnos y luchar contra lo que se nos transmitió por herencia, contra lo innato y lo adquirido por la educación, hasta crear un nuevo hábito, un instinto nuevo, una segunda naturaleza, de modo que la primera (que es el resultado de ese acervo hereditario y viene configurada por costumbres y hábitos inveterados, arraigados) sea desplazada y suplantada por ésta. Las propias, la de cada uno de nosotros que se anime a poder contar su propia historia. Y qué mejor que contarla uno mismo, desde su propia cosmovisión, ese mundo de experiencias vividas acumuladas durante el transcurso de la vida. No pienso trascender más allá de lo que soy, simplemente quiero dejarles a mis futuras generaciones venideras una historia escrita contada por un tipo simple, sencillo, que vivió la vida como pudo, de la mejor manera, sin perjudicar a nadie, sincero consigo mismo, leal a sus convicciones; que perteneció a una familia de esfuerzo, de laburo, en donde aprendió a no ser hipócrita. Todos los objetivos que nos proponemos en la vida se logran con esfuerzo, nada viene de arriba. Consciente de que de esta vida no te llevas nada material, que todo lo que construís queda acá, para los que vienen atrás en esta carrera contra el tiempo que nos toca vivir. De eso se trata nada más de eso de contar una historia en primera persona.