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lunes, 23 de enero de 2023
El fascinante cielo
En las noches de verano Berderienses, mientras se cocina un rico asado en el horno de barro y con una cerveza bien fría o vinito tinto en mano, es un buen momento para levantar la cabeza y contemplar el maravilloso cielo que tenemos y poder ordenar ese cosmos en medio del caos universal en el que vivimos.
En mi memoria siempre afloran cinco momentos que siempre recuerdo: el primero son las noches de verano de mi infancia allá en el campo de La Invencible o El Rincón, solíamos dormir con mi viejo Mateo arriba de la cabina del camión y mirábamos el cielo y en él imaginábamos figuras monstruosas, que el viejo inventaba cuentos para que me pudiera dormir en la frescura de una noche de verano en el campo. El segundo, en mi época de estudiante en Buenos Aires, en las noches primaverales salía a caminar o andar en Bicicleta. Una de ellas, caminando por la plaza del Centro Cultural de Recoleta, había un señor con un Telescopio y luego de contemplar por primera vez a través del ocular a la Luna, Saturno y Júpiter, comencé un diálogo informativo que me llenó de interrogantes para comenzar a prestarle atención a nuestro cielo. El tercero, fue en unos de mis viajes, haciendo cicloturismo en bicibleta por la Provincia de San Juan, cuando durmiendo a la intemperie en una noche sin luna, en Valdecitos, a 17 km., de Ischigualasto, el Valle de la Luna. Allí quedé alucinado con la cantidad de estrellas que titilaban en la Vía Láctea. El cuarto, me encontraba viviendo en Bolzano, Italia, el 11 de agosto de 1999, siendo las 12,50 hs., el día durante 45 minutos se convirtió en noche, a causa de un eclipse total de sol. Quedé estupefacto y recordé a Néstor Cordero, un filósofo argentino, que le puso fecha de nacimiento a la filosofía, con el primer eclipse de sol pronosticado por Tales de Mileto, el 26 de mayo del 585 a.C., a las 13,25. Y por último, el quinto momento, cuando con Fedra nos fuimos a vivir a Berdier, nuestro lugar en el mundo, allí, sus noches me motivaron para comprar mi primer telescopio para poder observar el maravilloso cielo nocturno.
El cielo es una fuente inagotable de conocimiento, en el que todavía sigo descubriendo en él, nuevas constelaciones, puedo ver las diferentes lunas, unos pocos eclipses, cometas, estrellas fugaces. Etc. Son esas pequeñas gratificaciones que te da la vida, disfrutar de la naturaleza, de la familia, de una buena comida, de un rico habano y un buen vino tinto. Es darle sentido a la vida para poder disfrutarla.
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