Si
observamos la conductas de los animales hay entre el sistema receptor
de estímulos y el efector – que conduce la respuesta a esos
estímulos- hay una relación directa. Los animales están
determinados por sus impulsos no pudiendo esperar ni postergar su
descarga. Viven en su medio natural provistos de todo lo necesario
para poder sobrevivir.
Por
el contrario, en el hombre hay un sistema simbólico que es el
eslabón intermedio entre el receptor y el efector. Y este sistema
simbólico es lo que llamamos cultura que diferencia las
reacciones animales de las respuestas humanas. El hombre no puede
vivir en ese estado natural, esta determinado por su cultura que es
su segunda naturaleza. Naturaleza simbolizada por el hombre siendo el
único espacio donde puede vivir.
“El
hombre no puede escapar de su propio logro, no le queda más remedio
que adoptar las condiciones de su propia vida; ya no vive en un puro
universo físico sino en un universo simbólico. El
lenguaje, el mito, el arte y la religión constituyen partes
de este universo, forman los diversos hilos que tejen la red
simbólica, la urdimbre complicada de la experiencia humana. (…) El
hombre no puede enfrentarse ya con la realidad de un modo inmediato;
no puede verla, como si dijéramos, cara a cara (…) En lugar de
tratar las cosas mismas, en cierto sentido, conversa constantemente
consigo mismo. Se ha envuelto en formas lingüísticas, en imágenes
artísticas, en símbolos míticos o ritos religiosos, en tal forma
que no puede ver nada sino a través de la interposición de este
medio artificial.
El
hombre en su obrar interpreta los hechos, los pone en palabras,
selecciona tal o cual aspecto, los incorpora al texto de una
narración. Percepción,
afectos, deseos, temores, imágenes
le dan la perspectiva a su visión. Tampoco en su obrar es víctima
pasiva de de impulsos y deseos, puede establecer una pausa entre el
estímulo y la respuesta. Esa pausa significa que el hombre simboliza
su respuesta, a través del lenguaje, la imaginación y el
pensamiento. En la vida cotidiana, cuando decimos de alguien que
reacciona en forma primitiva o brutal, es porque pasa a la acción
sin ninguna mediación, ni del pensamiento ni de la palabra.
La
creatividad del hombre es otra manifestación de su capacidad
simbólica. Elabora herramientas, instrumentos, utensilios a través
de los cuales puede disponer de su medio, conocer, explorar y hacer
habitable la naturaleza.
El
hombre modifica el mundo con su trabajo. En esa transformación el
mundo natural se hace mundo humano, es decir, un mundo
cultural.
La palabra cultura
proviene del verbo cultivar,
por ejemplo, el cultivo de la tierra se lo llama agricultura; también
hablamos de cultivar la amistad y
de rendir culto a Dios. La cultura es la actividad humana en el
ámbito de la naturaleza, los otros seres humanos y Dios.
Por
lo tanto, podemos pensar que la naturaleza le otorga al hombre las
condiciones básicas para la vida, y deja que el mismo las realice.
Existir humanamente es una tarea, y el permanecer en la vida es un
problema para cuya solución el hombre deberá sacar de sí y de su
entorno las posibilidades, transformándolas en posibilidades para
vivir.