- Centralidad de la razón. El sujeto racional es el eje a partir del cual se organizan el saber,el arte y la moral. Se confía en ella como la fuerza transformadora de la sociedad y la historia.
- La libertad frente a la naturaleza. El mundo del espíritu es el ámbito de la libertad y de las producciones humanas más elevadas (ciencia, arte, moral, religión, filosofía); mientras que el mundo de la naturaleza es el ámbito del determinismo.
- La cultura humana. Se separan los distintos ámbitos de la cultura, ciencia, ética, arte, cada uno con su objeto propio, construyendo esferas que abordan sus cuestiones en forma específica.
El
esfuerzo que realizó la modernidad
consistió en construir una ética universal, racional,
válida para todos los hombres,
independientemente de
sus creencias religiosas
y de sus circunstancias particulares.
La pregunta fundamental que se hace Kant es ¿qué debo hacer?. Con
lo cuál podemos pensar que la ética tiene relación con el deber.
Para
Kant la ética tiene que ser universal, sus principios deben de ser
válidos para todos los seres racionales
de modo absoluto y necesario. La moral que se basa en la experiencia
particular de un sujeto, sólo tiene un valor aleatorio
y particular. La moralidad debe de partir de un principio universal
con el cual confrontar las acciones. Este principio de la moralidad
reside en la razón y no puede derivarse de las sensaciones,
inclinaciones o deseos sino que debe determinarse a priori a la
voluntad. Esto significa que para Kant la ética debe de ser
racional. La naturaleza le dio, a la voluntad, la razón como
directora. La razón sacrifica los intereses de los impulsos y con
ellos la propia felicidad.
Kant
piensa que: debe de haber un propósito más digno que
la felicidad al cuál está destinada la razón y al que deben de
subordinarse todos los fines particulares del hombre”.
Y con ello la felicidad.
¿Qué es la buena voluntad?
Cuando
la voluntad es determinada por un objeto que se desea, este principio
es material o empírico. La decisión depende del sentimiento de
agrado o desagrado que cause ese objeto, o sea, del placer. Por
ejemplo: una persona que abandona un trabajo importante, por
concurrir a una fiesta o
no devolver un dinero que pidió para irse de vacaciones.
Cuando el principio que determina a la voluntad es la ley de la
razón, este principio es formal, y la voluntad se determina a
priori, significa que el principio por el cual actúa no lo saca de
la experiencia, sino que lo encuentra en sí misma.
La voluntad no depende de ninguna sensación de agrado o desagrado,
de ningún deseo, de ninguna necesidad, sino sólo de sí misma, de
lo que la razón determina.
Una voluntad buena en sí misma es aquella que:
- Actúa por deber y no conforme al deber.
- Es autónoma porque es de suyo legisladora, es decir, es libre para darse a sí misma su propia legalidad.
Kant en la primera afirmación está indicando la diferencia entre
moralidad y legalidad. Una voluntad moralmente buena actúa siempre
por deber. Por ejemplo: en esta época de alta inflación, un
comerciante, pensando en mantener e incrementar su clientela, cobra
lo justo por sus mercaderías que vende sin estafar a sus clientes,
podemos decir que este proceder es honesto. Pero ¿Es éste un
comportamiento moral? Kant dirá que no se lo puede considerar un
acto moral, porque si bien se cumple con el deber, la acción
realizada es un medio para su satisfacción. Este ejemplo sería una
acción conforme al deber pero que no tiene valor moral.
Una acción es hecha por deber cuando el sujeto la realiza sin otro
fin que el deber mismo. Es el ejemplo de aquél comerciante que cobra
lo justo porque es lo que debe de hacer, y no para sacar beneficio de
ello.
Sólo una acción hecha por deber tiene valor moral; y el deber es la
necesidad de acción por respeto a la ley.
El imperativo categórico.
Kant
plantea la diferencia entre máximas y leyes prácticas. Las primeras
son principios subjetivos de la acción, pero que son válidas sólo
para el mismo. Las máximas son principios subjetivos de la acción.
Las leyes prácticas son principios objetivos de la acción, o
imperativos, o sea, “un
deber que expresa la obligación objetiva de la acción”
Los
imperativos ordenan a obrar porque indican lo que toda persona debe
hacer. Si bien el hombre es un ser racional, no es la razón el único
motivo que determina la voluntad. Ésta también puede dejarse
determinar por las inclinaciones, los deseos, las necesidades. De
otra forma, el hombre no quiere siempre lo que se debe, es necesario
que se rija por imperativos que le dicta la razón.
Estos
imperativos pueden ser hipotéticos o categóricos. Los primeros
determinan la voluntad en función de cierto fin deseado, son más
bien preceptos de habilidad. Por ejemplo: “se debe de trabajar y
ahorrar en la juventud para no morir de hambre en la vejez”. Este
precepto práctico de la voluntad surge de la razón pero no se puede
exigir por igual a todos los hombres. Este imperativo está
condicionado al sujeto.
Un
imperativo categórico cuando ordena a obrar de un modo necesario a
todos los hombres por igual, independientemente de las condiciones
subjetivas. Por
eso son leyes prácticas. Dice Kant, que la ley moral es “un
imperativo que ordena categóricamente porque la ley es absoluta; la
relación de la voluntad con esta ley es de dependencia y es
obligatoria, es decir es una imposición para una acción que se
llama deber”.
Esta
ley no indica de que debe de hacerse esto o lo otro, sino que
conserva la forma pura de la legalidad. Esa ley es así: “Obra
de tal manera que quieras que la máxima de tu voluntad se convierta
en ley universal”.
Lo que vale para una persona debe
de valer para todos en la misma situación. Este es el imperativo
categórico, una ley moral, principio absoluto y fundamento de la
moralidad, es porque es principio objetivo universal. La acción
realizada por respeto a la ley es el deber, y cumplir con el deberes
la condición de una voluntad buena en sí misma.
Por ejemplo: Si voy por la calle
y veo que a alguien se le cae una billetera y sigue su camino sin
darse cuenta, y en ese momento nadie me está observando lo que
sucede, ¿qué debo de hacer?. Puedo quedármela porque total nadie
me está viendo y la otra persona no se dio cuenta, o puedo
devolvérsela. ¿quién determina en este caso lo que está bien y lo
que está mal? Kant diría: la ley moral ¿Cómo debo de proceder?
Debo de confrontar el principio subjetivo de mi acción con la ley
moral: si cumple con lo que esta ley indica, la acción es buena y
debe de ser realizada, no no, es mala, por lo cual debe de evitarse.