Edad
Antigua.
La
metafísica es la
ciencia mediante la cual la inteligencia desea conocer su propio
objeto.
¿Tiene
la inteligencia un objeto o conoce los objetos que le proporcionan
los sentidos?
La
metafísica trata de determinar la existencia de un objeto
suprasensible, es decir que está “más allá” de nuestros
sentidos y que pertenece a la inteligencia.
Los
problemas de la metafísica están relacionados con la
existencia del mundo de las ideas, la existencia de Dios, la
inmortalidad del alma, son ejemplos de ello y hacen que la
metafísica recorra toda la historia de la filosofía.
Podemos
decir que la metafísica tiene su origen en Platón,
pero los antecedentes más importantes de la metafísica los
encontramos en Heráclito y Parménides.
Heráclito
llamó Logos a la
unidad de todo lo existente.
El
logos es el principio de unidad de todas las cosas. El
devenir de todo lo que es se halla gobernado por el logos
Parménides
se dedico a pensar la unidad de
todas las cosas, de lo cual llamó Ser. Dice:
“El ser es, y el no ser no es”.
Esta afirmación se ha convertido en uno de los principios
fundamentales de la racionalidad occidental.
Platón
tenía el convencimiento de que el conocimiento percibido a través
de los sentidos era relativo, porque muestran una realidad múltiple
y cambiante. Decía que hay muchas cosas bellas y muchas cosas buenas
y que a cada conjunto le corresponde una idea única: la
idea de belleza, la idea de bien.
De este modo, muchas cosas bellas son vistas pero no pensadas, en
cambio la idea de belleza es pensada pero no vista, es sólo vista
por la luz de la inteligencia.
Entonces:
¿Cuál es el fundamento último de esta realidad que se presenta a
nuestros sentidos como inconstante, perecedera y mutable?
La
filosofía es quién se ocupa de dar respuestas a estas preguntas.
Platón
responde que el fundamento del ámbito visible debe de buscarse en lo
inteligible, que es el fundamento de las ideas.
Las ideas no están en las cosas visibles, son de naturaleza
inteligible.
Platón
diferencia lo sensible de lo inteligible, la idea de la cosa. Para
Platón hay dos mundos uno inteligible (de las ideas) y otro mundo
sensible (de los sentidos). La
verdad de todas las cosas se encuentra en el mundo inteligible donde
la inteligencia humana conoce las ideas.
Las
ideas, o lo que las cosas son en sí, constituyen la máxima
perfección con que algo puede ser pensado, y por ende es todo
aquello que las cosas cambiantes e imperfectas del mundo aspiran. La
bondad, la belleza, la justicia,
son ideas (arquetipos) que vamos conociendo en la medida en que
buscamos la verdad. Las ideas son verdaderas en sí mismas, en tanto
que las cosas sólo lo son en la medida en que nos remiten a ellas.
Una
persona puede realizar un acto de justicia y ser un hombre justo,
pero nunca podrá ser él la justicia. La justicia
es una idea que modela intelectualmente nuestro ser y nuestras
acciones.
Las
ideas, no son simples conceptos, meras representaciones mentales que
dependen del sujeto que conoce y que pueden ser comprendidas como
relativas a este sujeto, su época o su historia.
Las
Ideas son el verdadero ser, el ser por excelencia, lo que hace que
las cosas sean lo que son. Esto es lo que le da su permanencia, su
inmutabilidad.
Aristóteles
sostiene que la verdad de las
cosas (de los entes) nos remite a las cosas mismas, que el objeto de
la inteligencia está en ellas (en el ente mismo). De lo
que se trata es de conocer aquello que hace que algo sea lo que es.
Aristóteles habla de un
principio de permanencia que se encuentra en cada ente, al que le da
el nombre de ousía (sustancia),
la sustancia se distingue de
los accidentes porque permanece idéntica a sí misma e indica lo que
cada ente es en sí.
Para
Aristóteles. La filosofía (metafísica)
tiende al conocimiento de los primeros y últimos principios, y es la
ciencia a la que los hombres
pueden aspirar. La metafísica
es para Aristóteles lo que “contempla al ente en cuanto ente”.
A
su vez dice que cada ente está compuesto por dos principios
irreductibles el uno y el otro: materia y forma.
Todo
ente, sea del material que sea -madera, piedra, etc- posee materia; y
a su vez esa materia no se encuentra en un estado amorfo, sino que
está determinada por la forma. La forma es la que hace que ese ente
sea la cosa que es y no otra.
Además
agrega otras para pensar el ente en movimiento, éstas son: la
potencia (dymanis) y el
acto (energeia). La potencia
señala el poder ser de cada ente, el acto indica lo que el ente es.
Así, la potencia está comprendida en el acto, como la planta lo
está en la semilla o el hervor en el agua.
Materia
y forma, potencia y acto, se completan incluyendo la causa eficiente
y la causa final. La causa eficiente
es aquella que efectúa el cambio, es decir, el pasaje de la potencia
al acto. Por ejemplo, la humedad del medio es causa eficiente de que
la planta contenida potencialmente en la semilla brote, se convierte
en acto.
En
este acto efectuado se ha desarrollado un ente que antes sólo
existía en potencia. Algo que podía ser, ahora es, ha alcanzado en
este sentido el fin de su desarrollo, ha alcanzado su causa final,
donde cada ente encuentra su perfección.
Edad
media.
Las
obras de Aristóteles sumadas a la tradición judía y los pensadores
cristianos fueron la clave para entender la metafísica como
sabiduría de occidente.
La
primera etapa de la filosofía en la era cristiana se la llamó
patrística, que se
fue configurando con escritos teológicos y apologéticos en donde se
desarrollan problemas filosóficos. En la patrística griega podemos
nombrar a filósofos como Clemente y Orígenes de
Alejandría, y de la patrística
romana es San Agustín.
La iglesia se preocupó por conformar una doctrina cristiana y
protegerla de las deformaciones de la fe, las herejías y
desviaciones doctrinales del paganismo.
La
cultura cristiana incluyó considerablemente en la cultura cristiana.
Los textos bíblicos no fueron filosóficos, pero introdujeron ideas
y problemas que cuestionaban la visión del mundo y del hombre
construida en la Grecia antigua.
La
revelación divina, generó la necesidad de delimitar el ámbito de
la razón y de la fe, de la filosofía y la teología.
Los
mensajes bíblicos fueron objeto de consideración durante la Edad
Media y sus ideas principales fueron
- La concepción de un Dios único, trascendental, todopoderoso y personal.
- Dios como creador del mundo.
- El hombre como amo y señor de la naturaleza.
San
Anselmo inicia la etapa de la
filosofía medieval llamada escolástica,
surgida de las escuelas de las catedrales, los conventos y las
universidades. La enseñanza se realizaba a través de la Lectio,
en la que el maestro comentaba textos de autores reconocidos, y a
partir del siglo XIII se agregó la Disputio
en la que se producía un diálogo entre el maestro y sus discípulos
a favor o en contra de una determinada tesis.
La
idea de San Anselmo era la de pensar mediante categorías racionales
los datos revelados, es decir, aclarar con la razón lo que ya se
conocía con la fe. Este método racional no resuelve los misterios
de la fe pero muestra los problemas planteados por la revelación que
no son tan absurdos e impensables.
La
razón sirve para para desentrañar las verdades de la fe. Anselmo
plantea probar la existencia de Dios. No solo hablan de Dios los
creyentes sino también los que no que no conocen la revelación de
la palabra de Dios y los que no creen en Él. Hablar de Dios
significa referirse a ese ser infinitamente perfecto. Por lo tanto,
la inexistencia de Dios no puede ser afirmada.
La
idea de Dios como ser infinitamente perfecto exige que este ser no
sólo exista en la mente del hombre sino también en la realidad.
Luego en el siglo XIII, a este argumento se le dio el nombre de
ontológico porque
del análisis de la idea de Dios se deduce su existencia. Hay
correspondencia entre ser y pensar. Dios
es Dios y no puede haber nada más grande ni más perfecto.
Santo
Tomás de Aquino, fue quien más
influyó en el pensamiento cristiano, fue considerado el genio
metafísico de la Escolástica. Su pensamiento Aristotélico se
caracteriza por su claridad argumentativa y fundamentación lógica.
Conoció los textos de Aristóteles traducidos del griego al latín,
ya que hasta ese momento sólo se conocían sus teorías a través de
los filósofos musulmanes.
Hizo
un esfuerzo por reconciliar la fe y la razón, creó una síntesis
filosófica de las obras y enseñanzas de Aristóteles y de San
Agustín, de filósofos árabes como Averroes y Avicena, de
pensadores judíos como Maimónides y de sus predecesores en la
tradición escolástica.
Dice
Santo Tomás: “Existen algunas verdades que superan
todos los poderes de la razón humana, por ejemplo que Dios es uno y
trino. Hay otras verdades a las que se puede llegar a través de la
razón natural, por ejemplo que Dios existe, que Dios es uno, y otras
semejantes”.
Desarrolló
cinco vías posibles para probar la existencia de Dios:
- la vía del cambio,
- la de la causalidad eficiente,
- la de la contingencia,
- la de los grados de perfección,
- la de la finalidad.
Durante
el siglo XIV el nominalismo surge como resultado de la
decadencia de la escolástica. Guillermo de Ockham, será un
exponente de este período.
Surge
un nuevo método de investigación centrado en la experiencia,
las reacciones en contra de la teocracia y en favor del pluralismo,
la primacía del individuo, etc, se convertirán luego en los temas
principales de la filosofía moderna.
El
mundo moderno va a concebir al pensamiento como fundamento de todo lo
real. La metafísica pasa de estar centrada en la sustancia
(medioevo) a una metafísica del sujeto (edad moderna).
Edad
moderna.
Rene
Descartes el padre de la
metafísica moderna. Posibilitó el nuevo punto de partida de la
filosofía.
La
construcción de un sistema de pensamiento que parta de principios
claros. Axiomas de los cuáles se puede deducir toda una serie de
afirmaciones fundamentales para el sistema, guiados por un método,
para que las deducciones efectuadas tengan la garantía de evidencia.
Para
Descartes, el pensamiento debe de partir del propio pensamiento,
lejos de todo criterio de autoridad (la iglesia, la
tradición, la naturaleza), y
esto lo expresa a través de la duda,
desde donde a partir de ella busca eliminar todo prejuicio para
llegar a un punto firme del que no se puede dudar más y que sirva
como piedra fundamental donde asentar el sistema.
Duda
de todo aquello que no se presente con evidencia y aceptar sólo lo
que se conozca de un modo claro y distinto. Puedo
dudar de todos los contenidos de mi pensamiento, del dato de los
sentidos, de lo que he aprendido hasta el momento, pero no voy a
poder dudar de que yo, que dudo, estoy pensando. Y este saberme
pensante me revela mi ser, es decir: “yo pienso, luego
existo”. “Pienso,
luego soy”.
Esto
inaugura una nueva época. El sujeto moderno es el acto fundacional
de la modernidad.
“Pienso,
luego soy”
afirma la identidad de ser y pensar. ¿Quién es este yo? Ese sujeto
que sabe que piensa, y sabe que todo pensamiento es posible porque se
sabe a sí mismo pensante, que piensa.
Este
saber que el sujeto tiene de sí mismo se llama conciencia.
El yo, el sujeto, es la conciencia. La conciencia es conciencia de un
objeto. Por ejemplo: soy consciente de que estoy leyendo esto, la
conciencia es consciente de sí misma, soy consciente de que soy yo
el que lee, el que piensa lo que lee, el que imagina, el que siente,
el que se cansa de escribir o de leer.
Soy
consciente de mí como sujeto de todas esas operaciones. Este sentido
reflexivo, de volver el pensamiento sobre mí mismo, se llama
autoconciencia.
La conciencia es conciencia de sí misma, autoconciencia.
Kant
va a expresar su amor por la
metafísica y su admiración por la ciencia. Con la metafísica
quiere obtener el mismo logro que Newton tuvo con la ciencia.
Considera a las doctrinas metafísicas como sueños racionales
Tuvieron
influencia en Kant los pensamientos de Leibniz y Hume.
Las
cuestiones que la razón humana no puede evitar ni tampoco resolver
son por ejemplo: cuando decimos que “Dios existe” o “El Ama
es Inmortal”. No se dan por la experiencia, nuestra razón se
ve arrastrada por los juicios más allá de sus límites y la pueden
inducir al engaño o al error. Los temas inevitables de la razón
humana son Dios, Libertad, Inmortalidad. La ciencia que trata
de resolver estas cuestiones es lo que llamamos metafísica.
La
metafísica es un saber que está en constante avance y retroceso,
cuando alguien la aborda cuestiona los dichos anteriores y comienza
un camino nuevo, que la convierte en constantes discusiones y aleja a
la metafísica por el camino seguro de la ciencia.
Kant
cuestiona la metafísica de su época y cuestiona la posibilidad de
tal conocimiento. Es necesario que la razón se conozca a sí misma,
determine sus límites y sus posibilidades, como así también todos
los principios que le son propios para lograr el saber dentro de sus
límites que pueden ser transgredidos y tornarse ilegítimos. A este
proceso es lo que Kant llama Crítica a la Razón Pura.
El
uso dogmático de la razón se opone a la crítica, por tratarse de
una confianza que no cuestiona el fundamento, ni la legitimidad de
sus afirmaciones, produciendo descreimiento e indiferencia.
Kant
no duda de la matemática o de la física, como de las ciencias. La
prueba la tiene en la física matemática de Newton, que domina el
horizonte científico.
¿Es
posible la metafísica como ciencia? La metafísica es una realidad
como disposición natural de la razón, pero no es suficiente y Kant
se pregunta sobre la posibilidad como ciencia, porque la metafísica
no puede continuar por el camino que viene transitando porque genera
más confusión, oscuridad y desprestigio. Por eso es necesario
cambiar el método y esta es la finalidad de la Crítica a la
Razón Pura.
La
ciencia tiene como límite el fenómeno y la razón no puede ir más
allá de éste. La metafísica, por el contrario, aspira a alcanzar
lo intangible (el noúmeno), que como tal es incognoscible,
que la induce a contradicciones. Kant las llama antinomias, porque
quiere abordar por la vía del conocimiento teórico aquello que no
puede ser conocido de de esta manera.
Plantea
la diferencia entre conocer y pensar. Hay objetos que no pueden ser
conocidos pero que pueden ser pensados. Puedo pensar lo que quiero
siempre y cuando no me contradiga. Por ejemplo, puede pensar en la
inmortalidad, pero no implica conocimiento alguno.
Las
cuestiones de la metafísica tradicional -Dios, Alma, Mundo-
son ideas que sirven para unificar y regular los conocimientos. Por
ejemplo, debemos unir todos los fenómenos y las operaciones de
nuestra experiencia interna (vivencias) a la idea de alma, como
sustancia única a pesar de que cambien sus estados.
Si
la ciencia no nos permite conocer las cosas tal como son en sí o lo
inteligible (el nóumeno), entonces ¿cuál es el camino para
llegar a él?.
Kant
sostiene que el camino es el de la Ética. Va a diferenciar el
uso teórico de la razón al uso práctico. En el uso teórico, la
razón se aplica al conocimiento de los fenómenos y por ende debe
atenerse a los límites de la experiencia; es el camino de la
ciencia. En el uso práctico, se reflexiona sobre los principios de
la acción; es la aplicación de la moral.
La
metafísica no puede ser concebida como ciencia, pero el horizonte
metafísico se encuentra en la moral. Por ejemplo, para explicar la
existencia de una ley moral en nosotros debemos admitir la libertad,
pero no como concepto teórico sino como un hecho de la razón
práctica. Descubrimos la libertad cuando juzgamos que algo debe ser
o ser realizado.
Con
Hegel, la filosofía moderna logra su máxima expresión y da
inicio a un pensamiento contemporáneo.
Hegel
dedicó su vida a dar lecciones sobre temas como: el derecho, la
física, las matemáticas, la química, el arte, la teología,
considerándolos desde el punto de vista filosófico.
Hegel
dice que la filosofía había perdido su modo propio de pensar por
haber adoptado otros métodos que provenían de otras ciencias como
la matemáticas (Descartes y Spinozza) y la física mecánica (Kant).
Hegel
pensó que la filosofía debía recuperar su método propio y
desarrollo su Método Dialéctico o especulativo. Nuevamente
la filosofía encuentra su objeto y no se queda pensando en los
conocimientos que las ciencias producen.
La
filosofía era para Hegel una idea absoluta. Esta idea es
desarrollada en tres obras que componen sus sistema:
- La fenomenología del espíritu.
- La enciclopedia.
- La lógica.
Hegel
posee un profundo conocimiento de la historia y de la historia de la
filosofía, a la que le asigna mucha importancia. Sobre el
pensamiento de Hegel han influido Kant y Spinozza, pero también los
filósofos de la Antigua Grecia como Heráclito, Parménides,
Anaxágoras y Platón – Aristóteles.
Hegel
es el filósofo del devenir. El ser es
contiene la contradicción en sí mismo y pone en marcha el proceso
conceptual. El concepto es la unidad en la contradicción producida
por el pensamiento. Por ejemplo, en el concepto frío-calor. La
verdadera contradicción se encuentra en el concepto que los
relaciona y unifica.
Para
Hegel el curso de la historia es racional, es decir, responde a este
proceso de contradicción y de unificación de la idea.
Hegel
sostiene que: “Todo lo racional es real, y todo lo que es
real es racional”.
La
filosofía consiste en concebir la racionalidad de lo real.
Para
Rudolf Carnap, los
problemas que plantea la metafísica son sólo cuestiones ilusorias
de nuestros razonamientos cotidianos.
La
metafísica expresa una actitud frente a la vida, pero no tiene valor
como teoría. Para que una proposición tenga sentido tiene que ser
verificable, si se afirma algo tiene que afirma un hecho de
experiencia, porque lo que no es empírico no puede ser ni pensado ni
preguntado. No hay preguntas ni problemas metafísicos. Por lo tanto
el neopositivismo que propugna Carnap y la filosofía se contrapone a
la metafísica.
Martín
Heidegger es el filósofo que
más se ha ocupado de la metafísica. En su libro Ser y
Tiempo en la que se reformula
la pregunta por el ser.
También en otras obras como ¿Qué es la metafísica?
Introducción a la metafísica o Kant y el problema de la metafísica.
Sostiene
que la metafísica desde hace mucho tiempo ha dejado de cuestionarse
por el sentido del ser. Vivimos en un mundo rodeado de cosas (entes),
sabemos como nombrar a cada una de ellas, sabemos que estas hojas que
tenemos frente a nosotros se llaman libro, usamos estos entes, los
clasificamos, damos por hecho que estos entes son, pero que no
sabemos que cada uno de ellos es. El ser se ha convertido en lo más
obvio, por ello hemos perdido el camino que lleva al pensamiento a
preguntarse por el ser.