Buscar este blog
sábado, 22 de junio de 2024
El ser humano y su historicidad
La filosofía de la historia es la consideración racional, pensante, que nace con la modernidad, como duda y concientización, donde el hombre ocupa el centro del conocimiento como consecuencia del desarrollo de las ciencias y de los grandes inventos a partir del renacer del hombre como antesala de la modernidad. Voltaire representa esa época y es el primero que hace una interpretación teológica de la historia, desde la perspectiva de la razón, con actitud crítica y escéptica en relación a los dogmas establecidos. Se distancia de las historias tradicionales escritas por el cristianismo reinante durante el medioevo. Su intención era explicar el “espíritu de los tiempos y de las naciones”, y el progreso de la civilización en sus diversos aspectos, con un criterio “científico”. Utiliza la Filosofía de la Historia con un sentido de entender la historia, se aplica tanto a una historia universal como a una concreta, particular. La novedad que
aporta es el intento de ensanchar el estudio histórico; esto se debió a dos causales: 1) A su odio por la historiografía cristiana y la Iglesia. 2) A su visión mecanicista del Universo: si todos los hechos están ligados por un encadenamiento necesario, entonces todos los pueblos deberán tener la misma importancia. Al tomar la matemática y la mecánica como modelos de conocimiento, su imagen del mundo es la de una máquina gobernada por un dios geómetra, sometido a sus leyes. Además, para dirigir el mundo, este dios es necesario por razones morales, ya que para garantizar su sociedad burguesa hay que basarse en una moral universal. Voltaire dice que en la práctica no se puede prescindir de la existencia de dios, si no existiera habría que inventarlo. Está inmerso en una dialéctica maniquea que invierte el dualismo cristiano. Pero retira la mano de dios de la Historia.
Para Hume, el padre del empirismo donde el conocimiento a través de la percepción sensorial cobra importancia, la historia es una acumulación o sucesión de hechos que pueden ser observables
empíricamente. Considera que no es posible desentrañar el significado último de los procesos históricos y revelar su “plan”. Solo pone de manifiesto el espectáculo de los eventos, sin pretender que los mismos responden a una determinada idea o propósito*. “En la experiencia solo vemos eventos que se sucede, pero no vemos ninguna conexión causaefecto”.
Los idealistas alemanes Kant y Hegel, reflexionaron especulativamente sobre la historia desde, una perspectiva más amplia, hacen una interpretación sistemática de la Historia Universal, según el cual los acontecimientos históricos se unifican en su sucesión y se dirigen hacia un significado fundamental.
Hacen una reflexión especulativa, que se diferencia de la “filosofía crítica” o “analítica” de la historia. La investigación realizada hace referencia a la naturaleza del pensamiento histórico, el carácter de la disciplina intelectual llamada “historia”, el análisis de los procedimientos del historiador y la comparación de éstos con los que se siguen en otras disciplinas, así como al estudio de las categorías empleadas en los juicios y explicaciones históricas y de los modos de
argumentación que sustentan sus conclusiones. La filosofía especulativa de la historia tiene como finalidad proporcionar una interpretación global del proceso histórico en su totalidad.
Karl Jaspers nos dice que: “Si queremos comprender la historia como un todo es para comprendernos a nosotros mismos”. El saber que representa la filosofía de la historia, y las incógnitas que intenta descifrar, se arraigan profundamente en nuestra condición humana.
La filosofía especulativa de la historia, a través de Hegel obtuvo grandes logros, pero recibió también fuertes críticas. La palabra “especulación” como examen teórico, conocimiento teórico puro. Para la filosofía especulativa, la fuente fundamental del conocimiento es la teoría, “la fuerza inmediata, pura, de la inteligencia”, sin la ayuda de los sentidos. Los dos cuestionamientos principales fueron: En primer lugar, la brecha existente entre los principios a priori de la razón y en segundo lugar, la realidad empírica que no se ajusta a las prescripciones del sistema: “Hay una gran distancia entre la actividad que hace el historiador que busca datos sobre el pasado y la del filósofo que inventa un punto de vista desde el cual puede dárseles sentido. El filósofo siempre da una explicación racional de la historia sin tener en cuenta los cambios históricos”, dice Walsh.
Dilthey es uno de los pensadores que más profundizó en las ciencias del espíritu como una proyección de la vida misma. Desde su punto de vista, la vida es una manifestación de la propia filosofía. En cierto modo y salvando las diferencias, las ciencias del espíritu están en relación con el valor de la psicología actualmente que accede a la interioridad del sujeto para comprender su esencia.
A su vez, afirma que la comprensión de la existencia humana no puede simplificarse a la enumeración de unas representaciones intelectuales. Desde este punto de vista, Dilthey como defensor de las ciencias del espíritu, se opone claramente al inteletualismo de Kant en su Crítica de la Razón Pura.
Dilthey propone hacer “una investigación histórica fundada en un dominio lo más amplio posible de las ciencias particulares del espíritu”, que permita comprender la realidad extremadamente compleja de la historia “mediante las ciencias que investigan las uniformidades de los hechos”.
La historia universal, en la medida en que no es algo sobrehumano, sería la conclusión de ese todo de las ciencias del espíritu”. El rechazo a la filosofía kantiano-hegeliana de la historia deviene para Dilthey en la formulación de una filosofía del hombre o de la “vida”, que enfatiza el carácter histórico de los valores y la relatividad de la verdad, sobre la base de una constante percepción del ser humano como ser histórico.
El sujeto es la totalidad síquica del ser viviente; la crítica histórica analiza las categorías a través de las cuales la vida se manifiesta, pues la vida es a la vez sujeto y objeto en la historia.
A pesar de su cuestionamiento a la búsqueda de un sentido superior en la historia, Dilthey no obstante argumenta —con planteamientos que recuerdan la “sociabilidad asocial” kantiana y el “ardid de la razón” de Hegel— que la observación científica es capaz de mostrarnos que la disociación de funciones y la acumulación de resultados permiten a los hombres “crear involuntariamente los sistemas progresivos de lo verdadero” en la historia.
La reflexión que hace Heidegger sobre la filosofía de la historia, se encuentra en su libro “Ser y tiempo”, dándole al ser una historicidad vital.
La filosofía trascendental de Heidegger pretende dejar en suspenso la ontología, para analizar la forma, o condición del pensar, dejando de lado o afuera a la metafísica, supone reconocer que entre Ser y Pensar hay una distancia, que es la esencia de nuestra finitud: el Tiempo. El Tiempo, ni apariencia ni realidad, es nuestra única manera de objetivar la inaprensible cosa en sí. El Tiempo es lo constitutivo del Dasein, su manera de existir y dejarse apelar por el Ser que sabe de
su finitud y por lo tanto lo angustia porque le revela la nada.
Para Heidegger, el hombre tiene la necesidad y la libertad de asumir su propio destino, de construir su propia historia, de ser auténtico, pero también debe colaborar en la historia común a todos, de un pueblo de una nación, de la humanidad. Siempre está trascendiendo, trasciende
ante sí mismo y ante el mundo. Es un ser en el mundo que trasciende desde su inmanencia.
Hace unos 15.000 millones de años, un átomo se calentó y explotó, desde ese mismo instante la historia del universo comenzó. Un par de miles de años más tarde, el sistema solar y la tierra entran en escena.
El tiempo transcurría, las condiciones de nuestro planeta fueron cambiando, luego de períodos de mucho calor y frio, el clima se fue estabilizando y la combinación de agua y oxígeno hicieron propicio al planeta, para que en él, surgieran las primeras formas de vida. Apenas unas pequeñas células microscópicas aparecieron en el agua, y a medida que fueron evolucionando, en anfibios se convirtieron, y entre ellos nuestro genoma iba viajando hasta que algunos de estos seres vivos se convirtieron en mamíferos. Un primate mono se puso de pie y empezó a caminar en dos patas, comenzó a evolucionar y se convirtió en homínido. A medida que desarrollaba su cuerpo, también lo hacía su cerebro, comenzó a pensar, a utilizar sus facultades mentales, a adquirir nuevos conocimientos, nuevas destrezas, nuevos instrumentos, elaborar nuevas ideas, nuevas técnicas y esto lo
convirtió en homo sapiens sapiens. Era nómade en sus comienzos, hasta que un día se le ocurrió ser sedentario, se estableció a orilla de un río, sembró y cosechó, sus animales se procrearon y ya no
necesitó de la caza. Él solo se podía alimentar. Al poco tiempo otros hombres se le sumaron y cuando fueron muchos, formaron familia, hordas, tribus, urbes y con ellas aparecieron otras dificultades, el poder, la riqueza, el derecho de propiedad. Esto creo la diferencia entre ricos y pobres. La tierra se convirtió en tema de disputa, y la gente salió a buscar otras. Así se formaron más pueblos, las riquezas se fue concentrando en pocas manos, esto trajo recelos y guerras. Y para las guerras se precisaban soldados y alguien que los dirigiera, de este modo surgieron, de entre los más ricos, los reyes, quienes para dominar a sus pueblos se definían como sus protectores. A ellos iban las riquezas y las ganancias, porque necesitaban mantener los
ejércitos y construir sus castillos y murallas medievales.
La burguesía le corta la cabeza a Luis XVI, el último Rey católico y con ello marca el fin del medioevo y el comienzo de la modernidad. La Revolución industrial inicia un nuevo sistema de producción a escala mundial: el capitalismo se apropia de la naturaleza y del propio hombre, lo somete y lo aliena. Aparece el Estado como forma de organización social, la “democracia” como sistema político y los conflictos sociales (burguesía-proletariado). Las ideas de Marx se llevan a la práctica en la Revolución rusa de 1917. Europa se divide el mundo, aparece el imperialismo y sus colonias. Alemania, queda afuera del reparto del mundo y con ello la Primera guerra mundial. La firma del Tratado de Versalles fue una humillación para el pueblo alemán, inventó el Nazismo y con ello la Segunda Guerra Mundial y en ella el Holocausto. La razón humana como un instrumento para la muerte. El mundo convulsionado por lo que acababa de ocurrir.
Aparece la ONU, y con ella los Tratados Internacionales sobre derechos humanos. La guerra fría entre las nuevas potencias mundiales. La década del 60, un anuncio de la postmodernidad, época
de protesta, de rebeldías, de utopías. Los hippies en protesta a la cultura norteamericana deciden formar comunidades para acercarse a una vida más natural y menos artificial. Surgen organizaciones por la paz y en contra de la guerra de vietman. Las guerrillas latinoamericanas con los ideales del Che Guevara de los 70, intentan cambiar el mundo. Después llegaron las dictaduras y los gobiernos conservadores de Reagan, Bush y Thacher, la Guerra de Malvinas, la Guerra del Golfo y la Perestroika que a finales de los 80, trajo consigo la “Caída del Muro del Berlín” y el fin de la guerra fría. El fin de la historia diría Fukuyama y el comienzo del mundo globalizado. La gran
aldea humana nuestro planeta. En la postmodernidad actual, la virtualidad irrumpió en nosotros, todos somos parte de este mundo virtual que a veces se confunde con la realidad.
Cuando terminé de leer los textos sobre filosofía de la historia, me propuse hacer una breve síntesis de la historia universal, para ver y si era capaz de narrar los acontecimientos del pasado con la mayor objetividad posible. Al concluir este trabajo me di cuenta que había dejado de lado u olvidado muchos importantes hechos históricos. Y entonces, me puse a reflexionar que la historia que se cuenta es una interpretación propia de la historia, contada desde un tiempo
extemporáneo, donde está presente la subjetividad, la formación recibida, la clase social a la que se pertenece y la ideología imperante en cada uno. No hay objetividad en la historia, solo una linealidad contada por el poder de turno de cada tiempo, que triunfó y contó la historia que más le convenía a sus intereses.
Entonces, ¿qué es la historia del hombre? La historia es el tiempo de existencia humana narrada por los hombres, en sus diferentes aspectos, como parte de su esencia natural o inmanencia y en relación con su cultura que lo hace trascender a sus futuras generaciones. La historia de la humanidad es una permanente puja de poderes y eso hace que algunos acontecimientos históricos sean considerados más importantes que otros. La humanidad piensa en el presente pero teniendo en cuenta lo ocurrido en el pasado, la lucha del hombre es siempre por un futuro mejor y para ello debemos pensar que no hay una sola historia lineal y oficial contada por los vencedores, sino que hay muchas historias más, que quedaron tapadas y escondidas; por ello, es importante hacer un revisionismo e incorporar aquella parte que fue dejada de lado: la de los vencidos. De eso se trata la filosofía de la historia, de no negarla y poder contarla.
Como nos dice Lito Nebbia en su canción:
“Quien quiera oir que oiga”:
“Si la historia la escriben los que ganan,
eso quiere decir que hay otra historia:
la verdadera historia,
quien quiera oir que oiga