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sábado, 22 de junio de 2024
La educación y el ser humano
Cuando pensamos al hombre lo hacemos en relación a sí mismo y con los demás, con su cultura, con el mundo y con lo sagrado, se sabe consciente del espacio y el tiempo en el que vive. Es un ser que está arrojado al mundo, un ser que nace incompleto, inacabado y a medida que va viviendo se va construyendo a sí mismo. Esta idea de construcción del hombre es el proceso central que debe tener la educación como necesidad, cuya misión es el desarrollo integral del ser humano para que pueda satisfacer sus necesidades humanas, y asumirme como sujeto de derechos para el ejercicio como futuro ciudadano. Cada ser humano está en una constante búsqueda de su perfeccionamiento para poder ir transformándose, no solo individualmente, sino además a la sociedad en la que vive.
La posibilidad de educarse, le da al ser humano la centralidad de su ser y de su accionar, lo forma intelectual y espiritualmente para asumir posiciones críticas para construirse como individuo y en relación con el otro y con su entorno para poder mejorarlo, para ello es menester que la educación pública siga siendo inclusiva y que llegue a todos, que no excluya a nadie del sistema educativo. Todos los ciudadanos deben de pasar por el proceso educativo para poder trascender los límites de su individualidad. La educación anima las llamas de la inmanencia es
lo que nos permite transcender como individuos. El desafío es su calidad educativa, en una educación personalizada, que el conocimiento disciplinar no sea la única finalidad de la educación, que esté basada en una pedagogía del amor, que desarrolle el potencial humano, en valores humanos de colaboración, solidaridad, que fomente el diálogo y búsqueda de consensos, que construya espacios para poder reflexionar sobre la época actual que nos toca vivir y en lo
posible mejorarla. La educación transforma a las personas y forma en ellas conciencia de la posibilidad de su trascendencia.
El cambio de paradigma de la modernidad a la postmodernidad, tuvo repercusiones a nivel educativo. Durante mucho tiempo la educación se basaba en el orden y el progreso de las ciencias donde la verdad científica era una certeza, le daba estabilidad al período de iluminación de la razón matemática. Pero la posmodernidad irrumpe marcando el fin de la historia y de la modernidad. Este cambio de paradigma debe de permitir replantearse nuevas preguntas sobre la educación, en las
cuáles se pueden encontrar una diversidad de respuestas, acorde al nuevo paradigma educativo posmoderno de relativizar todo, con lo cual convierte a la educación en un tema de conflicto permanente, en donde aparecen grietas difíciles de reconciliar. El hombre deberá tomar un posicionamiento antes tantas posibilidades de conocimiento y eso lo hace comprometedor, no solo es adquirir conocimiento, sino como una herramienta para poder reflexionar, criticar, pensar la
educación actual. Para poder hablar de educación hay que hablar de humanidad y traspasar las diferencias e ir al encuentro de una sola realidad que supere el paradigma de la borrosidad y el diálogo y la posibilidad de encontrar un acuerdo que nos involucre a todos.
La educación como espacio y tiempo no debe de ser una simple utopía, sino una esperanza de la inteligencia humana para poder proyectarse más allá, ver la complejidad, vencer lo negativo, convertir la potencialidad humana en acción y para ello el nuevo paradigma educativo debe de superar las grietas, las fisuras a la que nos llevan las ideologías. La complejidad del momento actual, nos debe de llevar a un encuentro como humanos que nos haga repensar la educación como posibilidad de trascendencia, salir a contemplar la luz y volver a la caverna para liberar educando y construyendo personas sabias y un mundo mejor.