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sábado, 22 de junio de 2024

El ser humano y su historicidad

La filosofía de la historia es la consideración racional, pensante, que nace con la modernidad, como duda y concientización, donde el hombre ocupa el centro del conocimiento como consecuencia del desarrollo de las ciencias y de los grandes inventos a partir del renacer del hombre como antesala de la modernidad. Voltaire representa esa época y es el primero que hace una interpretación teológica de la historia, desde la perspectiva de la razón, con actitud crítica y escéptica en relación a los dogmas establecidos. Se distancia de las historias tradicionales escritas por el cristianismo reinante durante el medioevo. Su intención era explicar el “espíritu de los tiempos y de las naciones”, y el progreso de la civilización en sus diversos aspectos, con un criterio “científico”. Utiliza la Filosofía de la Historia con un sentido de entender la historia, se aplica tanto a una historia universal como a una concreta, particular. La novedad que aporta es el intento de ensanchar el estudio histórico; esto se debió a dos causales: 1) A su odio por la historiografía cristiana y la Iglesia. 2) A su visión mecanicista del Universo: si todos los hechos están ligados por un encadenamiento necesario, entonces todos los pueblos deberán tener la misma importancia. Al tomar la matemática y la mecánica como modelos de conocimiento, su imagen del mundo es la de una máquina gobernada por un dios geómetra, sometido a sus leyes. Además, para dirigir el mundo, este dios es necesario por razones morales, ya que para garantizar su sociedad burguesa hay que basarse en una moral universal. Voltaire dice que en la práctica no se puede prescindir de la existencia de dios, si no existiera habría que inventarlo. Está inmerso en una dialéctica maniquea que invierte el dualismo cristiano. Pero retira la mano de dios de la Historia. Para Hume, el padre del empirismo donde el conocimiento a través de la percepción sensorial cobra importancia, la historia es una acumulación o sucesión de hechos que pueden ser observables empíricamente. Considera que no es posible desentrañar el significado último de los procesos históricos y revelar su “plan”. Solo pone de manifiesto el espectáculo de los eventos, sin pretender que los mismos responden a una determinada idea o propósito*. “En la experiencia solo vemos eventos que se sucede, pero no vemos ninguna conexión causaefecto”. Los idealistas alemanes Kant y Hegel, reflexionaron especulativamente sobre la historia desde, una perspectiva más amplia, hacen una interpretación sistemática de la Historia Universal, según el cual los acontecimientos históricos se unifican en su sucesión y se dirigen hacia un significado fundamental. Hacen una reflexión especulativa, que se diferencia de la “filosofía crítica” o “analítica” de la historia. La investigación realizada hace referencia a la naturaleza del pensamiento histórico, el carácter de la disciplina intelectual llamada “historia”, el análisis de los procedimientos del historiador y la comparación de éstos con los que se siguen en otras disciplinas, así como al estudio de las categorías empleadas en los juicios y explicaciones históricas y de los modos de argumentación que sustentan sus conclusiones. La filosofía especulativa de la historia tiene como finalidad proporcionar una interpretación global del proceso histórico en su totalidad. Karl Jaspers nos dice que: “Si queremos comprender la historia como un todo es para comprendernos a nosotros mismos”. El saber que representa la filosofía de la historia, y las incógnitas que intenta descifrar, se arraigan profundamente en nuestra condición humana. La filosofía especulativa de la historia, a través de Hegel obtuvo grandes logros, pero recibió también fuertes críticas. La palabra “especulación” como examen teórico, conocimiento teórico puro. Para la filosofía especulativa, la fuente fundamental del conocimiento es la teoría, “la fuerza inmediata, pura, de la inteligencia”, sin la ayuda de los sentidos. Los dos cuestionamientos principales fueron: En primer lugar, la brecha existente entre los principios a priori de la razón y en segundo lugar, la realidad empírica que no se ajusta a las prescripciones del sistema: “Hay una gran distancia entre la actividad que hace el historiador que busca datos sobre el pasado y la del filósofo que inventa un punto de vista desde el cual puede dárseles sentido. El filósofo siempre da una explicación racional de la historia sin tener en cuenta los cambios históricos”, dice Walsh. Dilthey es uno de los pensadores que más profundizó en las ciencias del espíritu como una proyección de la vida misma. Desde su punto de vista, la vida es una manifestación de la propia filosofía. En cierto modo y salvando las diferencias, las ciencias del espíritu están en relación con el valor de la psicología actualmente que accede a la interioridad del sujeto para comprender su esencia. A su vez, afirma que la comprensión de la existencia humana no puede simplificarse a la enumeración de unas representaciones intelectuales. Desde este punto de vista, Dilthey como defensor de las ciencias del espíritu, se opone claramente al inteletualismo de Kant en su Crítica de la Razón Pura. Dilthey propone hacer “una investigación histórica fundada en un dominio lo más amplio posible de las ciencias particulares del espíritu”, que permita comprender la realidad extremadamente compleja de la historia “mediante las ciencias que investigan las uniformidades de los hechos”. La historia universal, en la medida en que no es algo sobrehumano, sería la conclusión de ese todo de las ciencias del espíritu”. El rechazo a la filosofía kantiano-hegeliana de la historia deviene para Dilthey en la formulación de una filosofía del hombre o de la “vida”, que enfatiza el carácter histórico de los valores y la relatividad de la verdad, sobre la base de una constante percepción del ser humano como ser histórico. El sujeto es la totalidad síquica del ser viviente; la crítica histórica analiza las categorías a través de las cuales la vida se manifiesta, pues la vida es a la vez sujeto y objeto en la historia. A pesar de su cuestionamiento a la búsqueda de un sentido superior en la historia, Dilthey no obstante argumenta —con planteamientos que recuerdan la “sociabilidad asocial” kantiana y el “ardid de la razón” de Hegel— que la observación científica es capaz de mostrarnos que la disociación de funciones y la acumulación de resultados permiten a los hombres “crear involuntariamente los sistemas progresivos de lo verdadero” en la historia. La reflexión que hace Heidegger sobre la filosofía de la historia, se encuentra en su libro “Ser y tiempo”, dándole al ser una historicidad vital. La filosofía trascendental de Heidegger pretende dejar en suspenso la ontología, para analizar la forma, o condición del pensar, dejando de lado o afuera a la metafísica, supone reconocer que entre Ser y Pensar hay una distancia, que es la esencia de nuestra finitud: el Tiempo. El Tiempo, ni apariencia ni realidad, es nuestra única manera de objetivar la inaprensible cosa en sí. El Tiempo es lo constitutivo del Dasein, su manera de existir y dejarse apelar por el Ser que sabe de su finitud y por lo tanto lo angustia porque le revela la nada. Para Heidegger, el hombre tiene la necesidad y la libertad de asumir su propio destino, de construir su propia historia, de ser auténtico, pero también debe colaborar en la historia común a todos, de un pueblo de una nación, de la humanidad. Siempre está trascendiendo, trasciende ante sí mismo y ante el mundo. Es un ser en el mundo que trasciende desde su inmanencia. Hace unos 15.000 millones de años, un átomo se calentó y explotó, desde ese mismo instante la historia del universo comenzó. Un par de miles de años más tarde, el sistema solar y la tierra entran en escena. El tiempo transcurría, las condiciones de nuestro planeta fueron cambiando, luego de períodos de mucho calor y frio, el clima se fue estabilizando y la combinación de agua y oxígeno hicieron propicio al planeta, para que en él, surgieran las primeras formas de vida. Apenas unas pequeñas células microscópicas aparecieron en el agua, y a medida que fueron evolucionando, en anfibios se convirtieron, y entre ellos nuestro genoma iba viajando hasta que algunos de estos seres vivos se convirtieron en mamíferos. Un primate mono se puso de pie y empezó a caminar en dos patas, comenzó a evolucionar y se convirtió en homínido. A medida que desarrollaba su cuerpo, también lo hacía su cerebro, comenzó a pensar, a utilizar sus facultades mentales, a adquirir nuevos conocimientos, nuevas destrezas, nuevos instrumentos, elaborar nuevas ideas, nuevas técnicas y esto lo convirtió en homo sapiens sapiens. Era nómade en sus comienzos, hasta que un día se le ocurrió ser sedentario, se estableció a orilla de un río, sembró y cosechó, sus animales se procrearon y ya no necesitó de la caza. Él solo se podía alimentar. Al poco tiempo otros hombres se le sumaron y cuando fueron muchos, formaron familia, hordas, tribus, urbes y con ellas aparecieron otras dificultades, el poder, la riqueza, el derecho de propiedad. Esto creo la diferencia entre ricos y pobres. La tierra se convirtió en tema de disputa, y la gente salió a buscar otras. Así se formaron más pueblos, las riquezas se fue concentrando en pocas manos, esto trajo recelos y guerras. Y para las guerras se precisaban soldados y alguien que los dirigiera, de este modo surgieron, de entre los más ricos, los reyes, quienes para dominar a sus pueblos se definían como sus protectores. A ellos iban las riquezas y las ganancias, porque necesitaban mantener los ejércitos y construir sus castillos y murallas medievales. La burguesía le corta la cabeza a Luis XVI, el último Rey católico y con ello marca el fin del medioevo y el comienzo de la modernidad. La Revolución industrial inicia un nuevo sistema de producción a escala mundial: el capitalismo se apropia de la naturaleza y del propio hombre, lo somete y lo aliena. Aparece el Estado como forma de organización social, la “democracia” como sistema político y los conflictos sociales (burguesía-proletariado). Las ideas de Marx se llevan a la práctica en la Revolución rusa de 1917. Europa se divide el mundo, aparece el imperialismo y sus colonias. Alemania, queda afuera del reparto del mundo y con ello la Primera guerra mundial. La firma del Tratado de Versalles fue una humillación para el pueblo alemán, inventó el Nazismo y con ello la Segunda Guerra Mundial y en ella el Holocausto. La razón humana como un instrumento para la muerte. El mundo convulsionado por lo que acababa de ocurrir. Aparece la ONU, y con ella los Tratados Internacionales sobre derechos humanos. La guerra fría entre las nuevas potencias mundiales. La década del 60, un anuncio de la postmodernidad, época de protesta, de rebeldías, de utopías. Los hippies en protesta a la cultura norteamericana deciden formar comunidades para acercarse a una vida más natural y menos artificial. Surgen organizaciones por la paz y en contra de la guerra de vietman. Las guerrillas latinoamericanas con los ideales del Che Guevara de los 70, intentan cambiar el mundo. Después llegaron las dictaduras y los gobiernos conservadores de Reagan, Bush y Thacher, la Guerra de Malvinas, la Guerra del Golfo y la Perestroika que a finales de los 80, trajo consigo la “Caída del Muro del Berlín” y el fin de la guerra fría. El fin de la historia diría Fukuyama y el comienzo del mundo globalizado. La gran aldea humana nuestro planeta. En la postmodernidad actual, la virtualidad irrumpió en nosotros, todos somos parte de este mundo virtual que a veces se confunde con la realidad. Cuando terminé de leer los textos sobre filosofía de la historia, me propuse hacer una breve síntesis de la historia universal, para ver y si era capaz de narrar los acontecimientos del pasado con la mayor objetividad posible. Al concluir este trabajo me di cuenta que había dejado de lado u olvidado muchos importantes hechos históricos. Y entonces, me puse a reflexionar que la historia que se cuenta es una interpretación propia de la historia, contada desde un tiempo extemporáneo, donde está presente la subjetividad, la formación recibida, la clase social a la que se pertenece y la ideología imperante en cada uno. No hay objetividad en la historia, solo una linealidad contada por el poder de turno de cada tiempo, que triunfó y contó la historia que más le convenía a sus intereses. Entonces, ¿qué es la historia del hombre? La historia es el tiempo de existencia humana narrada por los hombres, en sus diferentes aspectos, como parte de su esencia natural o inmanencia y en relación con su cultura que lo hace trascender a sus futuras generaciones. La historia de la humanidad es una permanente puja de poderes y eso hace que algunos acontecimientos históricos sean considerados más importantes que otros. La humanidad piensa en el presente pero teniendo en cuenta lo ocurrido en el pasado, la lucha del hombre es siempre por un futuro mejor y para ello debemos pensar que no hay una sola historia lineal y oficial contada por los vencedores, sino que hay muchas historias más, que quedaron tapadas y escondidas; por ello, es importante hacer un revisionismo e incorporar aquella parte que fue dejada de lado: la de los vencidos. De eso se trata la filosofía de la historia, de no negarla y poder contarla. Como nos dice Lito Nebbia en su canción: “Quien quiera oir que oiga”: “Si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia: la verdadera historia, quien quiera oir que oiga

La educación y el ser humano

Cuando pensamos al hombre lo hacemos en relación a sí mismo y con los demás, con su cultura, con el mundo y con lo sagrado, se sabe consciente del espacio y el tiempo en el que vive. Es un ser que está arrojado al mundo, un ser que nace incompleto, inacabado y a medida que va viviendo se va construyendo a sí mismo. Esta idea de construcción del hombre es el proceso central que debe tener la educación como necesidad, cuya misión es el desarrollo integral del ser humano para que pueda satisfacer sus necesidades humanas, y asumirme como sujeto de derechos para el ejercicio como futuro ciudadano. Cada ser humano está en una constante búsqueda de su perfeccionamiento para poder ir transformándose, no solo individualmente, sino además a la sociedad en la que vive. La posibilidad de educarse, le da al ser humano la centralidad de su ser y de su accionar, lo forma intelectual y espiritualmente para asumir posiciones críticas para construirse como individuo y en relación con el otro y con su entorno para poder mejorarlo, para ello es menester que la educación pública siga siendo inclusiva y que llegue a todos, que no excluya a nadie del sistema educativo. Todos los ciudadanos deben de pasar por el proceso educativo para poder trascender los límites de su individualidad. La educación anima las llamas de la inmanencia es lo que nos permite transcender como individuos. El desafío es su calidad educativa, en una educación personalizada, que el conocimiento disciplinar no sea la única finalidad de la educación, que esté basada en una pedagogía del amor, que desarrolle el potencial humano, en valores humanos de colaboración, solidaridad, que fomente el diálogo y búsqueda de consensos, que construya espacios para poder reflexionar sobre la época actual que nos toca vivir y en lo posible mejorarla. La educación transforma a las personas y forma en ellas conciencia de la posibilidad de su trascendencia. El cambio de paradigma de la modernidad a la postmodernidad, tuvo repercusiones a nivel educativo. Durante mucho tiempo la educación se basaba en el orden y el progreso de las ciencias donde la verdad científica era una certeza, le daba estabilidad al período de iluminación de la razón matemática. Pero la posmodernidad irrumpe marcando el fin de la historia y de la modernidad. Este cambio de paradigma debe de permitir replantearse nuevas preguntas sobre la educación, en las cuáles se pueden encontrar una diversidad de respuestas, acorde al nuevo paradigma educativo posmoderno de relativizar todo, con lo cual convierte a la educación en un tema de conflicto permanente, en donde aparecen grietas difíciles de reconciliar. El hombre deberá tomar un posicionamiento antes tantas posibilidades de conocimiento y eso lo hace comprometedor, no solo es adquirir conocimiento, sino como una herramienta para poder reflexionar, criticar, pensar la educación actual. Para poder hablar de educación hay que hablar de humanidad y traspasar las diferencias e ir al encuentro de una sola realidad que supere el paradigma de la borrosidad y el diálogo y la posibilidad de encontrar un acuerdo que nos involucre a todos. La educación como espacio y tiempo no debe de ser una simple utopía, sino una esperanza de la inteligencia humana para poder proyectarse más allá, ver la complejidad, vencer lo negativo, convertir la potencialidad humana en acción y para ello el nuevo paradigma educativo debe de superar las grietas, las fisuras a la que nos llevan las ideologías. La complejidad del momento actual, nos debe de llevar a un encuentro como humanos que nos haga repensar la educación como posibilidad de trascendencia, salir a contemplar la luz y volver a la caverna para liberar educando y construyendo personas sabias y un mundo mejor.

El ser humano y su corporeidad

En el transcurrir de la historia de la humanidad fueron surgiendo diferentes posturas en relación al cuerpo humano. 1) La primera de ella fue denominada MONISTA: esta postura reduce a uno sólo de los principios o CUERPO o ALMA o MATERIA o ESPIRITU. Durante el período de la filosofía presocrática, Demócrito fue el primero en pensar que el cuerpo humano estaba constituido por átomos. A Epicuro representante de la filosofía antigua, continuador de la teoría atomista de Demócrito, lo ubicamos dentro de esta línea de pensamiento. Y durante la filosofía moderna situamos a Galileo, Darwin, Freud. No podemos dejar de mencionar dentro de esta teoría a Spinoza, en contraposición del dualismo de Descartes, durante el período de la filosofía moderna. Para Spinoza, todos los atributos se identifican entre sí, de manera tal que se evitan los problemas que surgen del dualismo cartesiano, puesto que ya no tiene sentido preguntarse cómo es que actúan las cosas sobre la mente o viceversa. En efecto, si hay una sola substancia, sus atributos, aunque sean infinitos, resultan en definitiva, un solo atributo (puesto que proceden de la misma substancia). Así, a cada cosa le corresponde una idea y esa idea es su "alma",por lo cual, todos los seres estarían animados en un grado diferente. 2) DUALISTA. Entiende al hombre como dos sustancias: cuerpo y espíritu, cuerpo y alma, cuerpo y mente, principios no integrados e independientes entre ellos, que pueden interactuar entre ellos. Esta visión del hombre surge con Platón, que divide al mundo en dos: Mundo Sensible (cuerpo); Mundo inteligible (espíritu, razón). Aristóteles (forma y materia). Esta visión del hombre es tomada por el cristianismo durante la Edad Media (San Agustín y Santo Tomás de Aquino). Y Durante la modernidad, Descartes acentúa el dualismo entre el espíritu (res cogitans) y la materia (res extensa) y Kant (nóumenos y fenómenos). 3) FENOMENOLOGÍA. El fundador de esta corriente filosófica fue el alemán Edmund Husserl y consiste en el estudio de las estructuras de la conciencia que capacitan al conocimiento para referirse a los objetos fuera de sí. Ubicamos dentro de la fenomenología a Heidegger, Sartre, Merleau-Ponty, entre los más destacados. Al cuerpo humano además de su naturaleza biológica, se le agrega la simbólica. La fenomenología piensa al hombre como un ser social y cultural. El cuerpo se convierte en un objeto y medio técnico del hombre. La humanidad es moldeada por la cultura (gestos, formas de caminar, de comer, de sentarse). También el cuerpo es un fenómeno social que varía de acuerdo a las modas, la educación y los prestigios sociales establecidos por la sociedad. Es un microcosmos que encarna la vida social. En síntesis, el cuerpo humano es el resultado de una dialéctica entre la naturaleza y la cultura. Es un conjunto de un todo MENTE/CUERPO/CULTURA/SOCIEDAD. Una forma de ser en el mundo. Una encarnación existencial entre el yo y la cultura. Agrego además la postura de Foucault, que ve al hombre como una construcción del poder, un discurso del poder. El modelo emergentista es una postura filosófica superadora a los modelos que estuvimos viendo en los textos anteriores sobre monismo, dualismo y fenomenológico. Para esta postura la mente humana debe de estar en función del cuerpo material. El cerebro humano es parte de la estructura compleja del cuerpo humano. El hombre es un cuerpo con vida que necesita de la existencia de un órgano que perciba y dirija su acción y eso se llama: cerebro. Para las neurociencias el cuerpo humano es cuerpo-espíritu y cerebro-mente. Es mucho más que cuerpo y cerebro, es una realidad múltiple y una diversidad de estructuras cerebrales y funciones mentales: hay una única estructura psicoorganica. Para esta postura emergentista, el cuerpo humano: El cuerpo tiene diferentes usos, diferentes interpretaciones y desde la antropología filosófica puede ser pensando desde diferentes perspectivas. Tiene motricidad y a través de sus extremidades puede percibir y formar ideas sobre las cosas que rodean al mundo. El cuerpo posee sentimientos, pensamientos, conocimientos, conciencia de sí mismo y de los demás. Tiene noción del espacio y el tiempo. Todo lo que produce a través de la cultura se extiende a su cuerpo para satisfacer sus necesidades básicas (alimentación, vestimenta, vivienda, educación, etc.). El lenguaje le da la capacidad de poder simbolizar y abstraerse para comprender el mundo y poder transmitir los aprendizajes a las generaciones futuras. No solo posee autoconciencia y conciencia reflexiva, además tiene conciencia de la familia a la que pertenece, de la sociedad en la que vive, de su historia individual y universal. Puede abordar problemas filosóficos que le permiten tomar conciencia de su finitud, de su incompletud y buscar el sentido a su existencia. Cuerpo-conciencia-mundo, es una unidad cósmica indisoluble. El cuerpo también puede ser manipulado por el poder y la sociedad, puede convertirse en, un cuerpo dócil y obediente, consumista, en mercancía, en un producto de la moda, en un ser inauténtico, pero también es libre de elegir y ante cada elección es responsable de sus actos éticos. El cuerpo biológicamente tiene sexo (masculino- femenino) y culturalmente tiene género. La asociación americana de psiquiatría define la orientación sexual como la atracción romántica, emocional o sexual de una persona hacia otra. Si esa persona es del sexo contrario se dice que es heterosexual, si es del mismo sexo se dice que es homosexual y si esa persona cae en el espectro continuo de atracción tanto a hombres como a mujeres se dice que es bisexual. Y desde este punto de vista, un cuerpo es libre de elegir su género. Los trastornos de identidad de género desaparecieron del mapa de las enfermedades mentales, junto con la homosexualidad desde el 1973.

Naturaleza y cultura

Concepto naturaleza: desde el punto de vista etimológico naturaleza significaba para los griegos (phýsis) y los romanos (natura), que hacía referencia al nacimiento o producción de las cosas. Los filósofos presocráticos fueron los primeros en hablar de naturaleza como arkhé (principio de todas las cosas). Puede ser definida como el conjunto de las cosas que constituyen el universo o la esencia de una cosa que, a modo de principio activo, hace que esta manifieste un determinado conjunto de propiedades o características. Es un sistema dotado de leyes propias al margen de la intervención humana. Está formada por un conjunto de todos los seres no artificiales que existen en el universo y en el cosmos, regulado por leyes físicas, químicas, biológicas, etc. Con el surgimiento de las ciencias modernas, se definió como naturaleza máquina, cuyo funcionamiento el hombre conoce a través de leyes. Concepto de cultura: todo aquello que aprendemos y adquirimos desde que nacemos – consciente o inconscientemente- se denomina cultura. Significa en latín cultivar – procede del ámbito de la agricultura-, es decir que a un hombre sin educación se lo compara con un campo sin cultivar, frente a un espíritu cultivado u hombre educado, que lee, que va al teatro, al cine, que entiende de pintura. Etc. Deriva en dos significados: cultura subjetiva como acumulación de conocimientos que adquiere una persona en el proceso de aprendizaje; y cultura objetiva producciones culturales que realiza el ser humano dentro de un contexto social. Se la define como todas aquellas actividades, conocimientos, procedimientos, valores e ideas que se producen y se transmiten por el aprendizaje social. Son elementos culturales las técnicas agrícolas y artesanales, la construcción de casas, la organización familiar, la vestimenta, tradiciones, religiones, etc. Hablamos de cultura cuando nos referimos a pueblos, sociedades o civilizaciones: cultura occidental, egipcia, griega, etc. Edward B. Tylor, plantea que la cultura es: “...aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres, y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre.” Con la modernidad, se entendió a la cultura como todo aquello que el hombre añade a la naturaleza, por sí mismo o por sus objetos, como utensilios, herramientas, procesos técnicos. Entonces cultura sería la intervención consciente del hombre frente a la naturaleza. Los dos conceptos se relacionan oponiéndose o complementándose. La naturaleza es lo innato, es permanente, estable y regular y la cultura es el aprendizaje social adquirido por el hombre a través de su historia. El ser humano, en su evolución biológica ha sustituido el instinto herencia) por el hábito (aprendizaje), que permite la adaptación e intervención del hombre en la naturaleza. Mientras que la vida biológica está basada en la transmisión de información genética, como el resto de los animales, la cultura es posible por un conjunto de capacidades que no tienen los demás animales, por ejemplo, la capacidad de comunicar y de transmitir experiencias de vida, de imaginar, de anticipar el futuro y de explorar alternativas y esto es así porque el hombre es inteligente, tiene la capacidad de comprender las cosas como reales, o de convertir los signos en símbolos, o de concebir ideas universales y abstractas. Por ejemplo, desde el punto de vista natural el hombre para poder sobrevivir necesita alimentarse, pero preparar una comida es producto de la cultura humana; el cabello y el vello del cuerpo humano es heredado, pero vestirnos para cubrirnos del frío es cultural; caminarnos permite desplazarnos, pero usar una bicicleta es una creación cultural; morir es unproceso biológico natural, en cambio, enterrar a los muertos es un rito religioso. Por naturaleza nos emparejamos y tenemos descendencia, pero por cultura lo hacemos mediante una fiesta ritual; por naturaleza somos capaces de hablar, por cultura nos expresamos en un idioma aprendido en nuestro entorno. Sin embargo, no debemos entender "naturaleza" y "cultura" como realidades opuestas, ya que ambas se interrelacionan y complementan sus orígenes y fines en el hombre: Es propio de la naturaleza o esencia del hombre la creación cultural, al tiempo que la actividad creadora de la cultura se orienta al perfeccionamiento del hombre en cuanto tal (de su inteligencia, sensibilidad,...) y de su marco natural. Gracias a la cultura, el hombre mejora la naturaleza externa y a sí mismo. Si la cultura destruyese la naturaleza, no serviría verdaderamente a los intereses humanos. En este sentido, la cultura debe ser continuación de la naturaleza, es decir, debe perfeccionarla, de manera que se acomode al modo de ser y a las necesidades del hombre. La antropología y la biología nos demuestran que todos los individuos son el resultado de una interacción entre su naturaleza biológica y el medio en el que se desenvuelve. El hombre es el resultado de sumatoria de la evolución biológica y cultural, sin la cual se hubiera extinguido. Relación entre el hombre y la naturaleza. El hombre es un ser vivo y, como tal, forma parte de la Naturaleza. El hombre es un ser natural, cuya naturaleza específica consiste en la racionalidad, en poseer una inteligencia y una voluntad libre. Dicha naturaleza humana es universal y lo coloca en una situación privilegiada ya que, a diferencia del resto de los seres naturales, su comportamiento no está determinado por los instintos y necesidades naturales sino que, gracias a su voluntad libre puede hasta sacrificar su propia vida. El hombre siempre ha intentado conocer la Naturaleza, ya que de ello dependió su supervivencia. El conocimiento del marco natural, así como su transformación y aprovechamiento motivó e impulsó el conocimiento científico y la técnica. Gracias a su inteligencia, el hombre ha sabido adaptar la realidad a sus propias necesidades, ha sido capaz de utilizar la naturaleza y perfeccionarla acomodándola al modo de ser y necesidades humanas. Relación del hombre con la cultura. Cuando nacemos lo hacemos dentro de un contexto social y cultural que debemos de aprender. Este proceso de aprendizaje se denomina enculturación que utilizamos para interpretar el mundo en el que vivimos desde parámetros establecidos por la cultura, es el rasgo característico del ser humano. El hombre es el único ser vivo que posee cultura: la cultura manifiesta e identifica al hombre, y es consecuencia de su inteligencia y de la posibilidad de ser libre. Ningún animal posee historia o es capaz de cambiar la naturaleza y adecuarla a sus necesidades, sino que, por el contrario, se adapta al medio, es todo aquello que debe su origen a la intervención humana consciente y libre. La cultura surge a partir de la libertad del hombre, La cultura le ha servido al hombre para poder sobrevivir y no extinguirse como especie. El hombre durante el desarrollo de su historia, fue evolucionado biológicamente en un proceso natural denominado de hominización, donde sufrió transformaciones para poder adaptarse al medio ambiente; como por ejemplo: bipedismo, cambios en la piel, desarrollo de su visión, liberación de las manos, aumento del tamaño del cerebro que le permitieron incrementar sus percepciones espacio-temporales, los sentidos, y el lenguaje. A ese proceso natural se le agregó el de humanización, que fueron todos los cambios culturales que se sucedieron al mismo tiempo que se producían los cambios físicos. El hombre fue incorporando nuevas técnicas y nuevos modos de existencia que le permitieron cambiar y adaptarse al medioambiente y poder sobrevivir, por ejemplo, aprendizajes como la caza, el fuego, el abrigo, el comportamiento social y el uso del lenguaje, etc. Los seres humanos cuando nacemos, lo hacemos en un estado de inmadurez total, por lo cual necesitamos de nuestros padres y tiempo para alcanzar nuestra madurez. Durante ese tiempo en el que convivimos con nuestra familia y con la sociedad en la que vivimos vamos generando lazos afectivos, y a través del lenguaje nos vamos comunicando con los demás y aprendiendo y adquiriendo conocimientos que la cultura humana fue construyendo en su historia. Gehlen nos dice que esa carencia fisiológica y anatómica que tenemos cuando nacemos la vamos sustituyendo con inteligencia, que madura en sociedad. Aristóteles, pensaba al hombre como un ser social. El hombre solo puede desarrollarse y adquirir plena capacidad si vive en sociedad, si se relaciona con otras personas y con los elementos culturales que la sociedad le ofrece. Todos estos elementos culturales aprendidos lo adaptamos a nuestra personalidad, intereses y necesidades. Es lo que se denomina como socialización y es el origen de nuestra individualidad y libertad. Lo social es una de las características de la vida humana que implica pluralidad, unión y convivencia. La familia, el Estado y la Nación constituyen esas entidades sociales. Hay tres teorías que explican el origen de la socialización humana: 1. Hobbes, Locke y Rousseau. Teoría del pacto o contrato social. La sociedad humana tiene su origen en un pacto o libre acuerdo entre individuos. Los hombres ceden parte de su libertad en favor de una estructura superior (Estado) que representa la voluntad general. 2. Hegel. Teoría naturalista. La sociedad es un todo orgánico que se constituye como la última fase de un proceso evolutivo de la realidad (materia o espíritu), que se rige por las leyes del determinismo universal. 3. Aristóteles y Santo Tomás de Aquino. El hombre es un ser social por naturaleza; el origen, causa eficiente o fundamento de la sociedad radica en la propia naturaleza humana que tiene como característica esencial su sociabilidad. Existe una inclinación natural del hombre a vivir en sociedad: politikón zoion: animal social y político. Durante el desarrollo social y cultural de la humanidad, hubo grupos, comunidades y naciones que impusieron su hegemonía y establecieron jerarquías legales y sociales que colocaban en inferioridad de condiciones a otros grupos por diferentes motivos, denominado etnocentrismo, porque valoran como superior a la cultura propia frente a la ajena. Dificultando la comprensión de la cultura de otros pueblos y es la fundamentación para ideologías racistas o xenófobas (nazismo, fascismo, etc.). En las sociedades actuales posmodernas coexisten diferentes culturas en un mismo espacio geográfico y social. Estas culturas cohabitan e influyen muy poco en las demás, donde existe equidad y respeto mutuo, es lo que se denomina como multiculturalismo es una ideología o modelo de organización social que posibilita la convivencia de etnias, sean ellas culturales, religiosas o lingüísticamente diferentes. El Relativismo cultural consiste en ponerse en el lugar del otro para entender su cultura.

viernes, 21 de junio de 2024

¿Qué es la Felicidad?

En la antigüedad, los filósofos griegos se preguntaron por la felicidad y la consideraban el fin de todos los seres humanos. El bien supremo o fin último al que aspira todo hombre es alcanzar la plenitud de la vida. Para algunos la plenitud era pensada como la posibilidad de realizarse. Para otros, lograr el autodominio, o la paz interior. También estaban los que pensaban en ser libres, tener autonomía, en ser independientes. Para Sócrates, la felicidad pasaba más por alcanzar la sabiduría, poder desarrollar el intelecto y expandir el saber, desarrollar el saber. Conociendo la verdad se alcanza la felicidad. El saber y la felicidad están íntimamente ligados. La frase más conocida de Sócrates era el "Conócete a ti mismo". Esta felicidad socrática no era material, sino más bien espiritual, llegar a ese mundo inteligible, mundo de las ideas,que con posterioridad Platón pensó. Aristóteles sostiene que la finalidad del hombre es la felicidad y se puede alcanzar desarrollando la "ARETÉ", la excelencia, la virtud. Aquello que hace al hombre más propio. Aquello que lo hace ser lo que es. La virtud se logra a través del pensamiento y controlando los instintos naturales a través de la razón humana que siempre busca la prudencia, el equilibrio entre dos extremos. Por lo tanto, para Aristóteles la felicidad es encontrar el punto medio entre los extremos. Para la filosofía Epicúrea la ética estaba basada en la máxima "Evitar el dolor y buscar el placer", porque cuando el dolor se presenta genera dependencia y temor. Liberarse del dolor es aprender a desligarse de las cosas materiales, entendiendo que nada es para siempre. En especial, la propia vida humana. Epicuro decía que no había que temerle a la muerte. El más grande placer, y por ello la más grande felicidad, es alcanzar la paz interior, la imperturbabilidad del alma. Para los estoicos, el bien supremo en la vida es la felicidad, y ésta consiste en la tranquilidad del alma: la "ataraxia". Estos filósofos recomendaban vivir de acuerdo con la naturaleza, con simplicidad ysinceridad, buscando el silencio, el retiro. La felicidad depende de uno mismo y se alcanza siendo virtuoso. En la filosofía cínica, su máximo representante fue Diógenes decía que nada hace más infeliz al hombre que la civilización. Y por ello postula un retorno a la naturaleza y a las costumbres más animales de los hombres. Para el cinismo los grandes problemas humanos se encuentran en el abandono que el hombre ha hecho de su naturaleza original. Para Diógenes ser feliz era ser libre, vivir como un perro, en la naturaleza, trasgrediendo las costumbres y las tradiciones sociales. Durante la edad media, según San Agustín la felicidad del hombre estaba en alcanzar la verdad y para Santo Tomás es alcanzar a Dios. Con el surgimiento de la modernidad, Kant dice que la felicidad es cumplir con el deber. La naturaleza de la ética no está en la felicidad, sino en el deber. La sociedad a través de normas jurídicas debe garantizar que ninguna persona con el fin de querer alcanzar su propia felicidad los derechos de otra persona. Para Kant, primero está el cumplimiento de las reglas, y después la felicidad. Kant propone para ello una fórmula: el imperativo categórico, que dice: "Obra solo según aquella máxima que puedas querer que se convierta, al mismo tiempo, en ley universal". Con la posmodernidad la felicidad se convirtió en una felicidad egoísta, cada persona puede elegir la felicidad que quiere, la felicidad ya no se piensa en el otro, la felicidad se encuentra a través del consumo de cosas materiales, pero esta felicidad produce desigualdades sociales, porque no todos tienen acceso igual al mercado de consumo. Teniendo en cuenta cuál es el fin último del hombre, primero tenemos que definir que es un fin y etimológicamente "fin" significa lo que es término de algo, estrictamente designa aquello que culmina o termina una tendencia o acción, obtenido lo cual el agente cesa de obrar y reposa, hace referencia al fin como la intención, el objetivo o la finalidad para la realización de un acto. Todas las decisiones que toma el hombre la hace en función de un fin, de algo que persigue y todas las acciones humanas están orientadas a la obtención de algo, de un bien, de la felicidad.La búsqueda de la felicidad es uno de los objetivos que persigue el ser humano a lo largo de su vida. Para unos, la felicidad es sinónimo de desarrollo profesional, para otros, de ser solidarios con los demás, ayudar a quien lo necesita, para otros, la felicidad depende del dinero o del amor, otros sueñan con utopías que transformen la sociedad actual, para otros consiste en no tener dolor, sentir placer corporal, otros son más simples y disfrutan de las pequeñas cosas de la vida, Asimismo, hay personas para las que ser feliz consiste en vivir con lo justo y necesario. Durante su vida el ser humano pasa por diferentes etapas: niñez, adolescencia y adultez, en cada una de estas etapas la felicidad es diferente. Otra de las características de la felicidad es que no es eterna es temporal, hay momentos en que se es feliz y otras no. Somos seres emocionales y por lo tanto pasamos por diferentes estados de ánimos. Hay momentos de alegría, tristeza, placer, dolor, angustia, confusión, frustración, fracaso, ira, y todos los hombres hacen un largo recorrido emocional permitiéndole crecer, cambiar, transformarse. La felicidad es una de las tantas emociones y estado de ánimo que experimenta el ser humano en esta vida y está asociada con una sensación de plenitud, alegría, goce y realización. A modo de conclusión pienso que la felicidad es poder disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, como por ejemplo: levantarme temprano, regar mis plantas, disfrutar de un día de sol o leer un buen libro un día de lluvia, abrazar y besar a mis hijas todos los días, jugar un rato con ellas, andar a caballo, agradecer los padres que tuve, que me formaron con buenos valores como ser honesto, sencillo, simple, hacer gauchadas sin pedir nada a cambio, sentirme realizado con el trabajo que hago, acostarme a dormir con las sábanas limpias, comer un buen asado en familia o con amigos, viajar, irnos de vacaciones, conocer nuevos lugares, salir a caminar, andar en bicicleta, disfrutar de los momentos de mates con Fedra o amigos, tener tiempo para el ocio para el diálogo con los demás, pero también para el silencio. Agradezco, haber fracasado, haber tenido frustraciones, desengaños, haber pasado por situaciones límites que me angustiaron mucho. Todosestos momentos de tristeza me dieron la posibilidad de reflexionar sobre la vida, pensar en mí mismo, poder crecer, superarme y por sobre todas las cosas encontrarle todos los días el sentido a esta hermosa y única vida que me toca vivir.

Los filosofos de la sospecha.

Los filósofos de la sospecha desenmascaran la falsedad escondida bajo los valores ilustrados de racionalidad y verdad de nuestra sociedad y cultura occidental, desde el pensamiento de Platón y Aristóteles, el cristianismo y la razón cartesiana. Los tres expresan, cada uno desde perspectivas diferentes, la entrada en crisis de la filosofía de la modernidad, al mostrar la insuficiencia de la noción de sujeto, y al desvelar un significado oculto: Marx desenmascara la ideología burguesa como falsa conciencia o conciencia invertida; Nietzsche cuestiona los falsos valores; Freud pone al descubierto los disfraces de las pulsiones inconscientes. Ponen en cuestión los ideales ilustrados de la racionalidad humana, de la búsqueda de la felicidad y de la búsqueda de la verdad. A estos tres filósofos los podemos relacionar con la praxis del mundo intramundano, ya que los mismos de acuerdo a sus diferentes posturas filosóficas niegan la trascendencia trasmundana, con su fuerte crítica a toda doctrina religiosa, en cuanto a la existencia de un ser superior y la negación de la metafísica tradicional. Aunque ellos a través de la genialidad de sus pensamientos logran sus propias transcendencias, haciendo una fuerte crítica a la sociedad humana, a su sistema de producción, sus creencias. A partir de ellos se puede pensar desde la filosofía, como una herramienta para desenmascarar la realidad y poner todo bajo sospecha. Los tres proponen que la vida del hombre puede mejorar a través de la transmutación de todos los valores de la sociedad burguesa que aliena y somete al hombre, le quita sentido a la vida y reprime sus instintos más naturales convirtiéndolo en un ser cultural y, por lo tanto, un ser neurótico. A partir de ellos, la filosofía desestructura, incomoda, interpela la realidad de lo cotidiano, pone en duda todas aquellas verdades que se fueron construyendo en la historia de la humanidad, especialmente lo que Lyotard llama los grandes relatos históricos. Como dice Marx: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversas formas el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo” y la filosofía es una de esas herramientas de suma utilidad para poder cambiar la realidad. La peor lucha es la que no se hace.

jueves, 13 de junio de 2024

Heridas narcisistas

Durante mucho tiempo el ser humano se consideró el centro del Universo, pero esta concepción se ha ido derrumbando en un proceso filosófico, lento y paulatino. Me gustaría destacar tres instantes fundamentales que pueden ser definidos como las tres grandes humillaciones al egoísmo humano y, cuyos principales representantes son: Nicolás Copérnico, Charles Darwin y Sigmund Freud. La humanidad sufrió tres grandes “heridas narcisistas”, es decir, tres golpes de gracia en su orgullo colectivo como especie. La primera fue la revolución copernicana: no somos el centro del universo, sino los modestos inquilinos de un pequeño planeta que gira alrededor de una estrella periférica de una de las incontables galaxias perdidas en el espacio. La segunda fue la teoría de la evolución (que, por cierto, hace mucho que dejó de ser una teoría para convertirse en una evidencia irrefutable). La raza humana no es algo aparte, el resultado único e inigualable de un acto de creación especial, sino un eslabón de una cadena evolutiva que nos emparenta con todos los demás seres vivos y nos convierte en primos cercanos de los simios. La tercera gran herida narcisista fue, según Freud, el propio psicoanálisis, o, más exactamente, la constatación de que nuestra conducta viene determinada en gran medida por procesos inconscientes que no sólo no controlamos, sino que ni siquiera conocemos. Esta pérdida de la centralidad en el universo nos genera angustia Uno de los autores que mejor tematizó el tema de la angustia existencial fue Jean Paul Sartre. Y ENTONCES ¿Cómo volver a darle sentido a nuestra vida, ahora que dejamos de ser el centro del mundo? Sartre, nos dice que la condición del hombre, el ser arrojado al mundo, nos obliga a actuar, y para actuar necesariamente debemos elegir. Cada elección del hombre va condicionando su vida y la de los demás, ¿qué gran responsabilidad no? tener que elegir es uno de los “obsequios” que nos da la libertad, como lo expresa este filósofo “estamos condenados a ser libres”. El hombre es un proyecto, es decir, no algo ya constituido, terminado, sino una realidad que se va haciendo, que no está nunca completa, algo que está siempre en camino. Un ser inacabado enfrentado continuamente al futuro en la medida que elige lo que va a hacer en el minuto siguiente. Todo hombre filosofa o al menos tiene la posibilidad de hacerlo, porque filosofar en su sentido más amplio es preguntarse, interesarse por el mundo, por las cosas, por la gente, por buscar el sentido y la coherencia de hechos y dichos. Aprendemos a vivir viviendo, aprendemos a caminar caminando, aprenderemos a filosofar filosofando: Porque para el hombre no hay nada hecho. Todo tenemos que ir haciéndolo. El ser humano es uno de los tantos seres que habitan una realidad cuyos límites ni siquiera podemos imaginar.

El origen del Estado moderno.

En filosofía política se aprende y se enseña las principales corrientes filosóficas que dieron surgimiento al Estado moderno. Durante el siglo XVI y XVII, surgió en Europa un movimiento político denominado “La Ilustración”, durante este período filósofos como Hobbes, Rousseau, Montesquieu, pensaron cómo dejar atrás el viejo orden medieval, que había gobernado durante muchos siglos a través de monarquías católicas. Sus ideas eran pensar una nueva organización política que permitiera que los hombres pudieran gobernarse a sí mismo, sin necesidad de depender de un rey que concentraba todo el poder (ejecutivo, legislativo y judicial), y esto significó la creación de un nuevo contrato social (Leviatán) para que las personas pudieran organizarse a través de normas y principios para una convivencia social pacífica. Una nueva clase social, la Burguesía comienza a consolidar su poder, representando los intereses de comerciantes y artesanos de una clase media y alta que fue acumulando bienes y dinero, convertidos a partir de la Revolución Industrial en los dueños de los medios de producción, de las fábricas. Hoy llamados empresarios. A partir de la Revolución industrial y la Revolución Francesa, se institucionaliza el sistema capitalista, un modelo económico y político, qué desde hace dos siglos y medio, cambio la cosmovisión de la humanidad y da comienzo a nuestra época actual la “modernidad”. En Inglaterra, se instala el liberalismo económico de mercado; y en Francia, da surgimiento al Estado Nacional como modelo de organización política, luego del triunfo de la Burguesía, el nuevo orden, se impone sobre el viejo orden medieval. Luis XVI y María Antonieta, fueron pasados por la guillotina, ese fue el último resabio del poder de las monarquías católicas y la irrupción del poder burgués organizado en un Estado fraccionado en poderes, regulado por una ley suprema constitucional, que comienza a regular la vida de todos los ciudadanos que habitan en los diferentes Estados que van surgiendo en Europa. La primera constitución del Estado Francés se denominó: “Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano”, primera generación de derechos liberales. Aparece en escena una nueva clase social marginada del poder burgués: los proletarios, que comienzan a organizarse a través de sus luchas obreras, allá por 1850. Pero recién a principios del siglo XX, logran incorporar sus derechos económicos, sociales y culturales con las Constituciones de 1917 (México) y 1919 (Weimar), en ellas se incorporan los derechos de los trabajadores. Estas ideas revolucionarias fueron llegando a América y permitieron su descolonización del Reino de España y a partir de 1810, se fue gestando diferentes formas de gobiernos patrios que finalizaron con el surgimiento de nuestra República Argentina, a través de la primera constitución nacional de 1856/60, de corte netamente liberal. El Estado representa la forma en cómo una sociedad se organiza. Sus elementos están constituidos por un territorio, por población que habitan sean ciudadanos o extranjeros residentes y por una organización política dividida en tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. Los derechos de primera generación fueron incorporados por la primera constitución 1853,60, con ella se organizó la Nación Argentina y surgieron las ideas del liberalismo político y económico. En el artículo 14 están incorporados todos los derechos de corte liberal en el texto constitucional. Con la reforma constitución de 1949, del primer gobierno peronista, se incorporan los derechos de segunda generación, derechos sociales, económicos y culturales. En la reforma constitucional de 1957, se incorpora el artículo 14 bis, donde están enumerados todos los derechos de los trabajadores. Desde la revolución francesa hasta hoy todos los países del mundo se organizaron políticamente en un Estado Nacional. El ser humano es un ser social, gregario, que necesita organizarse políticamente para poder convivir en una comunidad pacífica y el diálogo es una de las bases de la convivencia democrática y sin respeto no hay diálogo posible. Cuando los Estados no pudieron resolver sus conflictos a través del diálogo, ocurrieron los hechos más atroces de la humanidad como las Guerras mundiales y en nuestro país los golpes de Estado y las dictaduras militares. La democracia es concebida como un orden político fundado en la tolerancia y si la tolerancia desaparece como valor social, también desaparece el orden democrático.

La dignidad humana

Para alcanzar la dignidad humana, en primer lugar, hay que modificar las condiciones sociales y materiales para poder vivir. Es imposible exigir o intentar rescatar a un ser humano de una situación social degradante sin las condiciones materiales de subsistencia que permitan cubrir las necesidades básicas a cada ser humano para elevar su calidad de vida. No es verdad decir que la pobreza dignifica. Hay muchas personas pobres muy dignas. Pero no son dignos por su condición social de existencia, sino por el modo en que afrontan la pobreza. La pobreza material (no poder cubrir las necesidades básicas) no dignifica nada ni es causa, de por sí, de moral alguna. Todo lo contrario, la pobreza material, delata el carácter indigno de la sociedad actual en la que se habita. Para poder vivir auténticamente como persona es poder desarrollarse socialmente para alcanzar la plenitud de sus capacidades. Un ser humano sin trabajo, desocupado, está siendo degradado por la sociedad que ha creado las condiciones para convertirlo en un material de desecho. Un trabajador con su salario miserable solo reproduce y mantiene su energía para poder seguir trabajando, pero no vive, solo dura. Y eso tampoco es digno y la sociedad que lo permite tampoco. En segundo lugar, una vez satisfechas las necesidades materiales de existencia poder desarrollar conciencia de sí mismo que permita desarrollar una vida propia y la de la sociedad en la que se vive, porque nadie se salva solo. La transformación del sistema en el que estamos inmersos, se realiza en conjunto, entre todos y permite revisar los valores y prácticas sociales vigentes y así poder crear una conciencia social en cada uno. Una dignidad material y una dignidad de conciencia son las bases constitutivas de todo ser humano. A partir de haber tomado conciencia de uno mismo y conciencia de la sociedad en que vivimos podemos salir a buscar nuestra propia libertad.