“EL
HOMBRE Y LA HISTORICIDAD”.
Describir como desde la Filosofía se ha incursionado en el terreno de la
reflexión sobre la historia, a objeto de mostrar su sustrato y su trama.
La
filosofía de la historia es la consideración racional, pensante, que nace con
la modernidad, como duda y concientización, donde el hombre ocupa el centro del
conocimiento como consecuencia del desarrollo de las ciencias y de los grandes
inventos a partir del renacer del hombre como antesala de la modernidad.
Voltaire representa esa
época y es el primero que hace una interpretación teológica de la historia,
desde la perspectiva de la razón, con actitud crítica y escéptica en relación a
los dogmas establecidos. Se distancia de las historias tradicionales escritas
por el cristianismo reinante durante el medioevo. Su intención era explicar el
“espíritu de los tiempos y de las naciones”, y el progreso de la civilización
en sus diversos aspectos, con un criterio “científico”. Utiliza la Filosofía de
la Historia con un sentido de entender la historia, se aplica tanto a una
historia universal como a una concreta, particular. La novedad que aporta es el intento de
ensanchar el estudio histórico; esto se debió a dos causales: 1) A su odio por
la historiografía cristiana y la Iglesia. 2) A su visión mecanicista del
Universo: si todos los hechos están ligados por un encadenamiento necesario,
entonces todos los pueblos deberán tener la misma importancia. Al tomar la
matemática y la mecánica como modelos de conocimiento, su imagen del mundo es
la de una máquina gobernada por un dios geómetra, sometido a sus leyes. Además,
para dirigir el mundo, este dios es necesario por razones morales, ya que para
garantizar su sociedad burguesa hay que basarse en una moral universal.
Voltaire dice que en la práctica no se puede prescindir de la existencia de
dios, si no existiera habría que inventarlo. Está inmerso en una dialéctica
maniquea que invierte el dualismo cristiano. Pero retira la mano de dios de la
Historia.
Para Hume, el padre del
empirismo donde el conocimiento a través de la percepción sensorial cobra importancia,
la historia es una acumulación o sucesión de hechos que pueden ser observables
empíricamente.
Considera que no es posible
desentrañar el significado último de los procesos históricos y revelar su
“plan”. Solo pone de manifiesto el espectáculo de los eventos, sin pretender
que los mismos responden a una determinada idea o propósito*. “En la
experiencia solo vemos eventos que se sucede, pero no vemos ninguna conexión
causa-efecto”
Los idealistas alemanes Kant
y Hegel, reflexionaron especulativamente sobre la historia desde, una
perspectiva más amplia, hacen una interpretación sistemática de la Historia
Universal, según el cual los acontecimientos históricos se unifican en su
sucesión y se dirigen hacia un
significado fundamental.
Hacen una reflexión especulativa,
que se diferencia de la “filosofía crítica” o “analítica” de la historia. La
investigación realizada hace referencia a la naturaleza del pensamiento
histórico, el carácter de la disciplina intelectual llamada “historia”, el
análisis de los procedimientos del historiador y la comparación de éstos con
los que se siguen en otras disciplinas, así como al estudio de las categorías
empleadas en los juicios y explicaciones históricas y de los modos de
argumentación que sustentan sus conclusiones. La filosofía especulativa
de la historia tiene como finalidad proporcionar una interpretación global del
proceso histórico en su totalidad.
Karl Jaspers nos dice que: “Si queremos comprender la historia como un
todo es para comprendernos a nosotros mismos”. El saber que representa la filosofía de la
historia, y las incógnitas que intenta descifrar, se arraigan profundamente en
nuestra condición humana.
La filosofía especulativa de
la historia, a través de Hegel obtuvo grandes logros, pero recibió también
fuertes críticas. La palabra “especulación” como examen teórico, conocimiento
teórico puro. Para la filosofía especulativa, la fuente fundamental del
conocimiento es la teoría, “la fuerza inmediata, pura, de la inteligencia”, sin
la ayuda de los sentidos. Los dos cuestionamientos principales fueron: En
primer lugar, la brecha existente entre los principios a priori de la razón y
en segundo lugar, la realidad empírica
que no se ajusta a las prescripciones del sistema: “Hay una gran distancia entre la
actividad que hace el historiador que busca datos sobre el pasado y la del
filósofo que inventa un punto de vista desde el cual puede dárseles sentido. El
filósofo siempre da una explicación racional de la historia sin tener en cuenta
los cambios históricos”, dice Walsh.
Dilthey es uno de los
pensadores que más profundizó en las ciencias del espíritu como una proyección
de la vida misma. Desde su punto de vista, la vida es una manifestación de la
propia filosofía. En cierto modo y salvando las diferencias, las ciencias del
espíritu están en relación con el valor de la psicología actualmente que accede
a la interioridad del sujeto para comprender su esencia.
A su vez, afirma que la
comprensión de la existencia humana no puede simplificarse a la enumeración de
unas representaciones intelectuales. Desde este punto de vista, Dilthey como
defensor de las ciencias del espíritu, se opone claramente al inteletualismo de
Kant en su Crítica de la Razón Pura.
Dilthey propone hacer “una investigación histórica fundada en un
dominio lo más amplio posible de las ciencias particulares del espíritu”, que
permita comprender la realidad extremadamente compleja de la historia “mediante
las ciencias que investigan las uniformidades de los hechos”.
La historia universal, en la medida en que no es algo
sobrehumano, sería la conclusión de ese todo de las ciencias del espíritu”. El rechazo a la filosofía
kantiano-hegeliana de la historia deviene para Dilthey en la formulación de una
filosofía del hombre o de la “vida”, que enfatiza el carácter histórico de los
valores y la relatividad de la verdad, sobre la base de una constante
percepción del ser humano como ser histórico.
El sujeto es la totalidad síquica del ser
viviente; la crítica histórica analiza las categorías a través de las cuales la
vida se manifiesta, pues la vida es a la vez sujeto y objeto en la historia.
A pesar de su
cuestionamiento a la búsqueda de un sentido superior en la historia, Dilthey no
obstante argumenta —con planteamientos que recuerdan la “sociabilidad asocial”
kantiana y el “ardid de la razón” de Hegel— que la observación científica es
capaz de mostrarnos que la disociación de funciones y la acumulación de
resultados permiten a los hombres “crear involuntariamente los sistemas
progresivos de lo verdadero” en la historia.
- Caracterizar la filosofía
heideggeriana de la historia en torno a la “búsqueda en la historia de un fin
universal, el fin último del mundo”.
La reflexión que hace
Heidegger sobre la filosofía de la historia, se encuentra en su libro “Ser y
tiempo”, dándole al ser una historicidad vital.
La filosofía trascendental de
Heidegger pretende dejar en suspenso la ontología, para analizar la forma, o
condición del pensar, dejando de lado o afuera a la metafísica, supone
reconocer que entre Ser y Pensar hay una distancia, que es la esencia de nuestra
finitud: el Tiempo. El Tiempo, ni apariencia ni realidad, es nuestra única
manera de objetivar la inaprensible cosa en sí. El Tiempo es lo constitutivo
del Dasein, su manera de existir y dejarse apelar por el Ser que sabe de su
finitud y por lo tanto lo angustia porque le revela la nada.
Para Heidegger, el hombre
tiene la necesidad y la libertad de asumir su propio destino, de construir su
propia historia, de ser auténtico, pero también debe colaborar en la historia
común a todos, de un pueblo de una nación, de la humanidad. Siempre está
trascendiendo, trasciende ante sí mismo y ante el mundo. Es un ser en el mundo
que trasciende desde su inmanencia.
- Tomar partido en una reflexión
filosófica sobre la historia que sea capaz de preservar el balance entre
inmanencia y trascendencia.
- Continuar con la reflexión anterior en
torno a la cita que le da cierre: “si negamos la historia, perderíamos la
riqueza de la diversidad y multiplicidad la cual nos aproxima más a la plenitud
de la especie que un individuo solo”.
Hace unos 15.000 millones de
años, un átomo se calentó y explotó, desde ese mismo instante la historia del
universo comenzó. Un par de miles de años más tarde, el sistema solar y la
tierra entran en escena. El tiempo transcurría, las condiciones de nuestro
planeta fueron cambiando, luego de períodos de mucho calor y frío, el clima se
fue estabilizando y la combinación de agua y oxígeno hicieron propicio al
planeta, para que en él, surgieran las primeras formas de vida. Apenas unas
pequeñas células microscópicas aparecieron en el agua, y a medida que fueron
evolucionando, en anfibios se convirtieron, y entre ellos nuestro genoma iba
viajando hasta que algunos de estos seres vivos se convirtieron en mamíferos.
Un primate mono se puso de pie y empezó a caminar en dos patas, comenzó a
evolucionar y se convirtió en homínido. A medida que desarrollaba su cuerpo,
también lo hacía su cerebro, comenzó a pensar, a utilizar sus facultades
mentales, a adquirir nuevos conocimientos, nuevas destrezas, nuevos
instrumentos, elaborar nuevas ideas, nuevas técnicas y esto lo convirtió en
homo sapiens-sapiens. Era nómade en sus
comienzos, hasta que un día se le ocurrió ser sedentario, se estableció a
orilla de un río, sembró y cosechó, sus animales se procrearon y ya no necesitó
de la caza. Él solo se podía alimentar. Al poco tiempo otros hombres se le
sumaron y cuando fueron muchos, formaron familia, hordas, tribus, urbes y con
ellas aparecieron otras dificultades, el poder, la riqueza, el derecho de
propiedad. Esto creo la diferencia entre ricos y pobres. La tierra se convirtió
en tema de disputa, y la gente salió a buscar otras. Así se formaron más
pueblos, las riquezas se fue concentrando en pocas manos, esto trajo recelos y
guerras. Y para las guerras se precisaban soldados y alguien que los dirigiera,
de este modo surgieron, de entre los más ricos, los reyes, quienes para dominar
a sus pueblos se definían como sus protectores. A ellos iban las riquezas y las
ganancias, porque necesitaban mantener los ejércitos y construir sus castillos
y murallas medievales.
La burguesía le corta la
cabeza a Luis XVI, el último Rey católico y con ello marca el fin del medioevo y
el comienzo de la modernidad. La Revolución industrial inicia un nuevo sistema
de producción a escala mundial: el capitalismo se apropia de la naturaleza y
del propio hombre, lo somete y lo aliena. Aparece el Estado como forma de
organización social, la “democracia” como sistema político y los conflictos sociales
(burguesía-proletariado). Las ideas de Marx se llevan a la práctica en la
Revolución rusa de 1917. Europa se divide el mundo, aparece el imperialismo y sus
colonias. Alemania, queda afuera del reparto del mundo y con ello la Primera
guerra mundial. La firma del Tratado de Versalles fue una humillación para el
pueblo alemán, inventó el Nazismo y con ello la Segunda Guerra Mundial y en
ella el Holocausto. La razón humana como un instrumento para la muerte. El mundo convulsionado por lo que acababa de
ocurrir. Aparece la ONU, y con ella los Tratados Internacionales sobre derechos
humanos. La guerra fría entre las nuevas potencias mundiales. La década del 60,
un anuncio de la postmodernidad, época de protesta, de rebeldías, de utopías.
Los hippies protestan contra la cultura norteamericana. Surgen organizaciones
por la paz y en contra de la guerra de vietman. Las guerrillas latinoamericanas
con los ideales del Che Guevara de los 70, intentan cambiar el mundo. Después llegaron
las dictaduras y los gobiernos conservadores de Reagan, Bush y Thacher, la
Guerra de Malvinas, la Guerra del Golfo y la Perestroika que a finales de los
80, trajo consigo la “Caída del Muro del Berlín” y el fin de la guerra fría. El
fin de la historia diría Fukuyama y el comienzo del mundo globalizado. La gran
aldea humana nuestro planeta. En la postmodernidad actual, la virtualidad
irrumpió en nosotros, todos somos parte de este mundo virtual que a veces se
confunde con la realidad.
Cuando terminé de leer los
textos sobre filosofía de la historia, me propuse hacer una breve síntesis de
la historia universal. Si era capaz de narrar los acontecimientos del pasado
con la mayor objetividad posible. Cuando revise lo escrito, me di cuenta que
había dejado de lado u olvidado muchos importantes hechos históricos. Y entonces,
me puse a reflexionar que la historia que se cuenta es una interpretación
propia de la historia, contada desde un tiempo extemporáneo, donde está
presente la subjetividad, la formación recibida, la clase social a la que se
pertenece y la ideología imperante en cada uno.
No hay objetividad en la historia, solo una linealidad contada por el
poder de turno de cada tiempo, que triunfó y contó la historia que más le
convenía a sus intereses.
Entonces, ¿qué es la
historia del hombre? La historia es el tiempo de existencia humana narrada por
los hombres, en sus diferentes aspectos, como parte de su esencia natural o
inmanencia y en relación con su cultura que lo hace trascender a sus futuras
generaciones. La historia de la humanidad es una permanente puja de poderes y
eso hace que algunos acontecimientos históricos sean considerados más
importantes que otros. La humanidad piensa en el presente pero teniendo en
cuenta lo ocurrido en el pasado, la lucha del hombre es siempre por un futuro
mejor y para ello debemos pensar que no hay una sola historia lineal y oficial contada
por los vencedores, sino que hay muchas historias más, que quedaron tapadas y
escondidas; por ello, es importante hacer un revisionismo e incorporar aquella
parte que fue dejada de lado: la de los vencidos. De eso se trata la filosofía
de la historia, de no negarla y poder contarla.
Como nos dice Lito Nebbia en
su canción: “Quien quiera oír que oiga”:
“Si la historia la
escriben los que ganan,
eso quiere decir
que hay otra historia:
la verdadera
historia,
quien quiera oír
que oiga.