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domingo, 18 de diciembre de 2016

Antropología filosófica. Inmanencia. Trascendencia.

- Conceptualizar y relacionar en torno a la persona humana “inmanencia” y “trascendencia” como cualidades de la misma acuñadas desde la filosofía.
Toda persona humana, como ser libre e inteligente siempre ha sido motivo de reflexión filosófica. Los conceptos de inmanencia y trascendencia son características propias de la esencia y de la existencia humana. Parecería haber cierta tensión entre ellos, como oposición, sin embargo, pueden ser pensados como complementarios.
La etimología define a la inmanencia como aquello que permanece o está adentro y trascendencia como aquello que está más allá, que sobrepasa los límites.
La inmanencia puede ser pensada desde tres niveles
  1. Absoluta o estricta. Aquella que surge y termina en el sujeto. Es cuerpo y alma.
  2. Mitigada. Tiene una relación atenuada con lo exterior o trascendente. Es una mirada desde adentro hacia el afuera, una comunicación desde el interior hacia el exterior.
  3. Negación de la inmanencia. Es exterioridad, es trascendencia. Todo viene de afuera.
La trascendencia puede tener diversos significados.
  1. Para la filosofía Aristotélica-tomista.
  • Lo que está más allá de toda categoría o concepto.
  • Es inclusión. Trasciende las diferencias.
  • Dios. Como algo que está más allá del mundo.
  • Esencia. Se funda en la esencia misma de las cosas.
  1. Para la filosofía contemporánea.
  • Dios está en el centro del mundo como un principio animado.
  • Como substancia o cosa en sí, respecto a las apariencias o fenómenos.
  • Como ciencias normativas. Relación entre derecho y verdad.
  • Como comunicación con los demás seres humanos y con el mundo objetivo.
  • Más allá de la experiencia, en la realidad o el conocimiento.
Inmanencia en la persona humana.
La existencia de la persona humana es una esencia inmanente.
  1. Es consciente de su yo y de su propia individualidad.
  2. Es libre. Su libertad interior le da autonomía y lo hace responsable de su obrar.
  3. Es subjetividad de sí mismo. Es dueño de su ser.
  4. Es subjetividad de lo otro. Lo diferencia y lo comunica con el otro. El yo reduce lo otro a su propia satisfacción: egocentrismo.
Trascendencia en la persona humana.
El hombre no es pura inmanencia, sino que necesita trascender. Está abierto a asimilar de lo otro (interior) y a lo otro (exterior). No puede bastarse a sí mismo, vive una continua inseguridad y amenazado por la nada y la muerte ante un vacío existencial al que hay llenar y encontrar sentido a su vida. En relación con su interioridad es que busca su trascendencia. “Yo soy en el mundo” (Heidegger). El yo se inserta al mundo a partir de su interioridad. Vive la experiencia de estar unido por una infinidad de relaciones y conexiones entre lo físico y lo espiritual.
- Diferenciar el alcance trascendencia “intramundana” y “transmundana” desde las concepciones antropológicas que lo sostienen.
La trascendencia trasmundana es la realidad del mundo exterior, todo aquello que está fuera del mundo, como por ejemplo: la existencia de Dios. Por el contrario, el mundo intramundano es el mundo físico, material, es la realidad humana abierta, dinámica y temporal que hace trascender al hombre, que se hace cargo de sí mismo, de su realidad y se abre a lo diferente, como persona y como sociedad, como parte de la historia y con capacidad de reconocer la presencia de lo transmundano desde lo mundano. El hombre puede trascender por su dinamismo inmanente, porque es consciente de su realidad física que va cambiando y creando nuevas posibilidades de poner en común su vida propia, constituyendo el mundo social y pasar a la historia a través de su acción que lo autorrealiza.
- Realice una lectura del último texto de la bibliografía sugerida rastreando relaciones con las cualidades de las personas caracterizadas en el punto anterior y realice una conclusión final en torno a la temática abordada.
Los filósofos de la sospecha desenmascaran la falsedad escondida bajo los valores ilustrados de racionalidad y verdad de nuestra sociedad y cultura occidental, desde el pensamiento de Platón y Aristóteles, el cristianismo y la razón cartesiana.
Los tres expresan, cada uno desde perspectivas diferentes, la entrada en crisis de la filosofía de la modernidad, al mostrar la insuficiencia de la noción de sujeto, y al desvelar un significado oculto: Marx desenmascara la ideología burguesa como falsa conciencia o conciencia invertida; Nietzsche cuestiona los falsos valores; Freud pone al descubierto los disfraces de las pulsiones inconscientes. Ponen en cuestión los ideales ilustrados de la racionalidad humana, de la búsqueda de la felicidad y de la búsqueda de la verdad.
A estos tres filósofos los podemos relacionar con la praxis del mundo intramundano, ya que los mismos de acuerdo a sus diferentes posturas filosóficas niegan la trascendencia trasmundana, con su fuerte crítica a toda doctrina religiosa, en cuanto a la existencia de un ser superior y la negación de la metafísica tradicional. Aunque ellos a través de la genialidad de sus pensamientos logran sus propias transcendencias, haciendo una fuerte crítica a la sociedad humana, a su sistema de producción, sus creencias. A partir de ellos se puede pensar desde la filosofía, como una herramienta para desenmascarar la realidad y poner todo bajo sospecha. Los tres proponen que la vida del hombre puede mejorar a través de la transmutación de todos los valores de la sociedad burguesa que aliena y somete al hombre, le quita sentido a la vida y reprime sus instintos más naturales convirtiéndolo en un ser cultural y, por lo tanto, un ser neurótico.
Desde el punto de vista personal, adhiero a la postura que adoptan estos filósofos de la sospecha. A partir de ellos, la filosofía desestructura, incomoda, interpela la realidad de lo cotidiano, pone en duda todas aquellas verdades que se fueron construyendo en la historia de la humanidad, especialmente lo que Lyotard llama los grandes relatos históricos.

Como dice Marx:Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversas formas el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo” y la filosofía es una de esas herramientas de suma utilidad para poder cambiar la realidad. La peor lucha es la que no se hace.