Introduce la fenomenología en Francia con el texto “La trascendencia del Ego”. Otro de sus libros relevante fue “El ser y la nada”.
Fue pareja de Simone de Beauvoir,
que represento un símbolo de libertad, de una relación abierta y libre entre
ambos intelectuales. La filosofía de Sartre siempre cuestionó fuertemente al
poder. Eduardo Bruner dice: “Ser Sartre es estar siempre en la vereda de
enfrente”.
En su texto “La trascendencia del Ego”, habla sobre la trascendencia de la
conciencia. Sartre es filósofo de la conciencia, es un fenomenólogo porque
parte de la intencionalidad de la conciencia. La conciencia nunca reposa en sí.
La conciencia siempre está intencionando sobre el mundo. No hay una
subjetividad en nosotros, sino que nuestra conciencia intenciona sobre el
mundo, está arrojada sobre el mundo. Da el siguiente ejemplo: cuando alguien
corre un tranvía es conciencia corriendo el tranvía, porque la conciencia es
conciencia de sí, cuando es conciencia de mundo. Solo se puede ser conciencia
(de) sí, porque se es conciencia de mundo. No hay un mundo por un lado y
conciencia por otro. Hay conciencia de mundo. Hay conciencia corriendo el
tranvía. Cuando aparece el Yo, hay reflexión y seguramente se detiene y deja de
correr el tranvía. La conciencia es correlativa con el mundo. “Hay
conciencia de sí, porque hay conciencia de mundo”.
Esto quiere decir
que la conciencia está en riesgo en el mundo, se juega a sí misma, porque está
arrojada al mundo, deja de estar cómoda en el mundo ideal, del idealismo para
arrojarse a los hombres, al mundo en peligro. La conciencia encuentra su
objetividad en las objetividades del mundo, en las cosas y en los hombres del
mundo. La conciencia es libre para intencionar sobre el mundo.
Sartre encuentra en el libro “El Ser y la Nada”, dos modalidades del ser, el Ser en sí y el Ser para sí. El ser en sí es
aquello que es, es siempre lo mismo, es una piedra, una montaña, una planta. El
ser en sí va a ser, aquello que nunca va a ser algo distinto de lo que es. Por
el otro lado está el ser para sí, que justamente es el ser proyectante, el ser
arrojado a los proyectos del futuro.
La fenomenología de Husserl, le
sirve a Sartre para que la conciencia saliendo de sí se eyecte hacia el futuro.
Este es el estado de arrojo de Heidegger y que efectivamente Sartre lo toma.
El ser para sí es proyecto. Un
árbol no es proyecto. Somos lo que hemos hecho, lo que hemos elegido en ese
pasado, porque al ir eligiendo, nos hemos ido eligiendo a nosotros mismos. El
hombre es ese ser que al elegir, se elige. El ser para sí tiene un pasado, una
facticidad, son todos los hechos realizados por una persona y son hechos
inmodificables.
El ser al estar arrojada su
conciencia hacia el mundo, es libre. Sartre es el filosofo de la libertad de la
conciencia y si esa libertad se enajena, es porque antes existió la libertad.
Quizá hoy vivimos en el mundo de la enajenación, enajenados por el poder
omnipresente y omnímodo que tenemos sobre nosotros. Pero esa enajenación existe
porque antes de perder la libertad, fuimos libres.
Si en filosofía buscamos los
fundamentos de lo que es, esto es la libertad del hombre y la libertad del
hombre es la nada, porque en la conciencia no hay nada. Porque la conciencia
para darse el ser tiene que ir eligiendo. Solo eligiendo me voy a dar un ser,
pero antes soy una nada arrojada libremente para elegir aquello que voy a ser.
Los hombres estamos condicionados
por un mundo en el que todo está hecho, por el lenguaje que voy a hablar del
cual me transmitieron. A pesar de todos estos condicionamientos hay un momento
en que todo hombre debe de decir su palabra.
Sartre dice una frase maravillosa
que es: “Un hombre es lo que hace con lo
que hicieron de Él”. A partir de algún momento debemos ser responsables de
nuestros actos, asumir la libertad y negarse, rebelarse contra toda imposición.
La existencia precede a la esencia. El hombre comienza por existir, no tiene una esencia tiene existencia.
Este pensamiento de Sartre surge
de una conferencia que dio y se denominó: “La existencia es un Humanismo”.
Todos somos bastardos, no tenemos
nada que nos justifique. El hombre común no tiene un linaje que lo preceda, se
llega al mundo existiendo y el ser, la esencia, se va tener que ir
construyendo. El ser se da eligiendo a través de la praxis, en cada acción,
elegimos lo que somos, lo que queremos ser. Somos responsables de cada una de
nuestras elecciones. Vamos a ser aquello que vamos a ir eligiendo en nuestra
vida. Somos libres de ir eligiendo, y esta libertad es nuestra responsabilidad.
La nada es la libertad. La
libertad no puede ser condicionada, debe de partir de una total
indeterminación. La libertad es la creación constante de elecciones libres. En
cada una de esas elecciones nos vamos dando el ser. Entonces la existencia
precede a la esencia. La esencia se va dando con nuestros actos libres.
El hombre está condenado a ser
libre.
El hombre vino al mundo para
darle un sentido a la vida, a través de su libertad.