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jueves, 15 de diciembre de 2022

La infame razón Aristotélica

Desde hace un tiempo prolongado escuchamos por los medios de comunicación hablar permanentemente de la “grieta” Y ¿Qué es la grieta? La fragmentación binaria y maniquea de la sociedad en dos polos opuestos que se rechazan. Para poder entender este fenómeno mediático actual que nos tiene saturados, debemos remitirnos a la filosofía de Aristóteles, “lo que es, es; lo que no es, no es”. Vivimos en un mundo convulsionado donde todo parece ser blanco y negro. El ser humano necesita percibir las cosas como parte separadas que necesitan ser organizadas en un todo significativo. Cada uno está separado, cada uno es y percibe al resto como un cúmulo de otros y se embarca en el ordenamiento del todo y llama a eso mundo. El mundo occidental tiene su origen en Grecia y Roma, heredamos la cultura europea greco-romana y la tradición judeocristiana, el mundo de los pecadores que probaron el fruto del árbol del conocimiento del Bien y del Mal, está compuesto así, por luces y sombras alto y bajo, sensible inteligible, dentro y fuera, ser y no ser. Todo nuestro pensamiento es producto de la razón o Logos, que es el instrumento humano encargado de separar, juntar, medir, calcular, es lo que posibilita el análisis y la síntesis, el todo y cada una de sus partes. Necesitamos ordenar el mundo, pensar y hablar de modo ordenado. Y de eso se trata la lógica. Creamos un discurso que atraviesa las cosas y las mentes, el adentro y el afuera, el yo y lo otro diferente. La infame razón Aristotélica opera según determinados principios, los propios, que, como concuerdan con la realidad, creemos conocerlo todo. Los cuatro principios con los que Aristóteles ordena la lógica son: 1) El principio de identidad: A es A o lo que es, es. Solo podemos pensar una cosa y conocerla si mantiene su propia identidad. 2) El principio de no contradicción: A es A y es imposible que al mismo tiempo y en la misma relación, sea no A. Es imposible que mi perra Roma, sea de raza labradora y no sea una perra labradora al mismo tiempo. Afirmar y negar una cosa al mismo tiempo y en la misma relación genera una negación mutua y, por lo tanto, una mutua destrucción, su inexistencia. 3) El principio del tercero excluido: A es X o A no es X, no hay una tercera posibilidad. Esta mujer es mi esposa o no es mi esposa, obliga a escoger una sola opción como verdadera. O es correcto o no es correcto. 4) El principio de la razón suficiente: dado A, necesariamente se dará B. Todo lo que existe o todo lo que sucede tiene una razón, causa o motivo. Esto significa que la razón no admite el azar. Toda persona cuando nace pasa por un proceso de educación, aprende a sonreír, hablar, caminar, a reconocerse, aprende lo bello y lo bueno. Este proceso de volverse humano está basado en estos cuatro principios. Esto es lo normal. La lógica Aristotélica organiza el pensamiento occidental. La forma en que pensamos, construimos nuestras ideas, juzgamos, tomamos decisiones, todo está sometido a estos principios de la razón. Lo normal, la vigilia, la conciencia, la vida, las ciencias, el lenguaje y los saberes, todo está regido por el logos. En el contexto de la razón occidental comprendemos y clasificación a través de un sistema binario juntando, separando, incluyendo, excluyendo. Educamos a los chicos, desde el nivel inicial a través de juegos educativos a reconocer semejanzas y diferencias, seriar, clasificar. Los educamos para la no contradicción, aún antes de que puedan hablar. Y así sucede durante toda la vida escolar, inducidos a asimilar la lógica de los “civilizados occidentales”. Todo es blanco-negro, bueno-malo, lindo-feo, masculino-femenino, subjetivo-objetivo, universal-singular, racional-emocional, abstracto-concreto, mente-cuerpo, cristianos-ateos, federales-unitarios, peronistas-antiperonistas, kirchnerismo-antikirchnerismo. Por suerte, todo lo que ordeno Aristóteles, Nietzsche lo desordenó, su filosofía vino a sospechar de la razón y a ponerla en duda, deconstruyendo todo lo que la filosofía tradicional durante siglos vino construyendo El arte puede confundir o negar estos principios, por eso el loco, el niño, el salvaje, el delincuente, el ignorante, el viejo, pueden vivir temporaria o permanentemente exentos de estos principios. ¿Será posible pensar un mundo sin la lógica de la razón?