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domingo, 7 de junio de 2020

Sueño inspirador.

Anoche tuve un sueño. Habíamos concurrido con mi familia a un circo, estaba lleno de gente había  malabaristas, magos, payasos, etc. De pronto la función se detuvo y no sé por qué salimos todos corriendo. De pronto, fuimos  a orilla del mar, de allí salió una pequeña capsula submarina con tres personas desvanecidas, estaban los medios de comunicación informando que esas personas eran los dueños del circo, que se habían quedado sin oxígeno, y a causa de ello habían fallecido. De regreso al circo para continuar con el espectáculo, vemos que sólo habían quedado las dos columnas centrales y que la gente se llevaba todo lo que había quedado en ese lugar.  Todos estábamos en una situación de pánico total. Desperté de ese sueño y mi corazón latía fuertemente. Adormecido, asustado me pregunté: ¿por qué había soñado esta situación? ¿Es la realidad o es sólo un sueño?

Desde hace un tiempo largo tengo pesadillas. Mis profundos sueños se ven interrumpidos por imágenes tétricas, en ellas me encuentro con personas que ya no están, mis padres, familiares y personas ficticias con las que nunca estuve. Muchos de ellos ocurren en la ciudad de Buenos Aires, lugar donde viví un tiempo prolongado. Camino por senderos estrechos, con casas antiquísimas similares a pueblos o ciudades españolas o italianas, en donde en algún momento la calle se termina, y me despiertan situaciones en las tengo que salir corriendo. Mi corazón y respiración se aceleran, mis músculos se tensan y mi cerebro se activa, comienza el intento de interpretar cada sueño en la oscuridad de la noche al mejor estilo Sigmund Freud. El inconsciente se manifiesta a través de los sueños, en esa permanente actividad neuronal que realiza mi cerebro al pensar.

¿Qué significan mis sueños? ¿Por qué ocurren en este momento y tan seguidos? ¿Serán los miedos interiores de enfrentar la realidad del mundo en qué vivimos? ¿Miedo a la muerte? ¿A contagiarme de la peste actual? ¿De la perdida de seres queridos? ¿De perder la estabilidad laboral?

El mundo está convulsionado, inestable, inseguro a pesar de que permanentemente buscamos certezas para poder vivir. El desarrollo de la ciencia y su expresión tecnológica nos puso en la centralidad del universo. Creíamos poder dominar la naturaleza a través de la cultura para apropiarnos de cosas materiales. Ser dueños de un pedazo de tierra y tener derechos a hacer de ella lo que nos plazca. Volar los cielos y en pocas horas llegar a otro continente. Conquistar la inmensidad del mar depredando todos los seres vivos que hay debajo de ella. Construir populosas ciudades con edificios que casi tocan el cielo, llenamos de automóviles sus calles y sus autopistas de acceso a la gran urbe. Cambiamos el cauce de un río para construir un country o barrio privado. Entubamos un arroyo para pasar sin mojarnos los pies. Contaminamos sus aguas con tóxicos que desparraman las fabricas que nos abastecen de bienes para consumir. En la tierra desparramamos tóxicos herbicidas e insecticidas para garantizar la producción de cereales. Y todo esto ha servido para que unos pocos se apropien de las riquezas y concentren sus ganancias depositadas en Bancos para la especulación financiera y la inmensa población viva al borde de la inanición, hacinados en lugares inhabitables. Los medios de comunicación se encargan todos los días a través de imágenes tétricas la realidad circundante. Nos llenan de noticias tóxicas, de odio, de miedo, de bronca y todas las noches cuando me voy a dormir mi cerebro sigue maquinando cómo salir de esta situación caótica en la que nos encontramos frente a un pequeño bichito microscópico que nos desestabilizo nuestras vidas. Tal vez pienso sea la vacuna que se inyectó nuestro planeta para curarse de la pandemia llamada “humanidad”. Pero hay otro tema que me preocupa, además de la guerra contra el virus, hay otra guerra económica o comercial que llevan adelante las potencias mundiales, que dicho sea de paso están lideradas por los presidentes que todos conocemos, potenciales psicópatas y genocidas, que tienen en sus manos toda la tecnología bélica para destruirnos.

¿Cómo no voy a tener pesadillas frente al mundo que me toca vivir? Tal vez sea un pensamiento extremo motivado por mis sentimientos o muy escéptico de la realidad actual. Aunque a veces durante el día tengo fantasías de un mundo mejor por venir para el futuro de mis hijas. Por ahora solo me queda refugiarme en mi casa rodeado de los afectos familiares más cercanos que tengo, y en el tiempo ocioso para seguir leyendo mis libros y agradecer a Dios que todavía sigo vivo.