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lunes, 22 de diciembre de 2014
Conclusión
miércoles, 10 de diciembre de 2014
¿Qué es y para qué sirve la filosofía?
La filosofía provoca un estado de
desacomodamiento frente a una realidad cotidiana que se presenta con una serie
de certezas.
No hay certezas absolutas de las
cuestiones existenciales: ¿de dónde venimos?, ¿hacia dónde vamos?, ¿por qué
somos?
En lo cotidiano (diario, común,
corriente, frecuente ,habitual, consuetudinario, periódico) donde se nos va la
vida, las grandes preguntas existenciales quedan congeladas, entre paréntesis,
suspendidas. La cotidianeidad se maneja con certezas funcionales, es el ámbito
donde las cosas funcionan y tienen que funcionar. Lo cotidiano no se detiene a
reflexionar sobre la filosofía. Tiene otros valores y uno de ellos es el valor de la utilidad. Todo lo que
sucede en la cotidianeidad sucede para algo por algo, tiene una finalidad, una
utilidad. Ejemplos: vengo a clase por algo, estudio para recibirme y obtener el diploma, trabajo para
ganar dinero.
La filosofía lo que hace es
observar el panorama de utilidades conducentes por todos lados y comienza a
preguntar ¿por qué? Y esta pregunta siempre tiene la última palabra. La
filosofía interrumpe la lógica de la utilidad. El por qué es improductivo, no
sirve para nada, pero abre.
Un pensamiento técnico científico
explica el funcionamiento de las cosas a través de las ciencias. ¿por qué
funciona un televisor? ¿cómo nace un bebé?. Una vez explicado el funcionamiento
o el nacimiento a través de la ciencia se termina el problema.
Pero la filosofía se va a
preguntar ¿por qué hay vida? La vida puede ser explicada en la trama
científica, pero que el ser de la vida sea así y no de otro modo, no puede dar
respuesta la ciencia.
A diferencia del pensamiento
cotidiano o técnico, la filosofía no pregunta para encontrar respuestas. Las
respuestas existen, la filosofía lo que hace es preguntar para desestructurar
esas repuestas que fueran dadas como algo definitivo, cerrado. Lo que hace es abrir
las respuestas.
La filosofía demuestra que toda respuesta dada como definitiva puede tener otra respuesta. Todo puede ser de otra manera.
Lo cotidiano no puede siempre
estar dando respuestas. En la cotidianeidad todo se presenta de modo
definitivo. Tengo que pagar
los servicios porque si no me lo cortan. Si dejo de
pagarlos me quedo sin teléfono, sin luz, sin gas.
En cambio, en filosofía podemos
cuestionarnos por qué usamos el celular, ¿por qué hablar por celular?
Leibniz alcanza la pregunta fundamental de la filosofía: ¿por qué el ser y no más bien la nada? ¿por
qué hay algo y no más bien nada?.
La pregunta del por qué es abrir
algo que permanece cerrado. ¿Por qué hay cosas?, ¿por qué hay colores?, ¿por
qué hay formas?. Las preguntas están hechas para no ser contestadas sino para
que nos extrañemos, para que interrumpamos la lógica de la utilidad. En
términos existenciales hay un sinsentido originario del que provenimos y todo
el tiempo estamos tapándolo con la cotidianeidad.
La cotidianeidad es un conjunto
de problemas que se presentan durante la vida y hay que resolverlos y los
resuelve el pensamiento técnico cotidiano. Si se rompe un caño de mi casa debo
de llamar al plomero para que me solucione el problema o llamo al mecánico para
que me arregle el auto para ir a trabajar.
En cambio, el pensamiento
filosófico crea problemas, porque hay una zona humana que tiene que ver con los
aspectos existenciales.
Esa es la diferencia, en la vida
cotidiana debemos de ser resolutivos, debemos resolver los problemas que se nos
presentan, pero en los problemas existenciales, filosóficos, problematicemos.
El que viaja, el viajero, el que
anda con una mochila o en bici, se sale de lo cotidiano y hace filosofía,
piensa que va a cambiar al mundo. Viajando se hace filosofía, se rompe con lo
cotidiano, con lo mundano.
A Tales de Mileto, el primer
filósofo, del cual Platón hace referencia en uno de sus diálogos denominado “El
Teeteto”:
“SOCRATES: Cuéntase, Teodoro, que,
ocupado Tales en la astronomía y mirando a lo alto, cayó un día en un pozo y
que una sirvienta de Tracia, de espíritu alegre y burlón, se rió de él diciendo
que quería saber lo que pasaba en el cielo y que se olvidaba de lo que tenía
delante de sí y a sus pies.
Le decían que era un idiota, porque para los griegos idiota era aquella persona que solo le importaba lo privado, estaba metido en sí mismo, no le importaba lo público, lo de todos, que para los griegos en aquella época la polís y la vida comunitaria era muy importante. Tales cuando descubre la filosofía queda maravillado del cielo y empieza a mirar las cosas con otros ojos, queda deslumbrado de lo que ve. Tales miraba tanto para arriba que se caía en todos los pozos y todo el pueblo se reía de él, le decían idiota, porque estaba tan metido para adentro mirando para arriba.("Conócete a ti mismo y conocerás a Dios"... decía Santo Tomás de Aquino).
Entonces: ¿Para qué sirve la
filosofía?
Si Tales no podía resolver lo más elemental y se caía en todos los pozos.
Si Tales no podía resolver lo más elemental y se caía en todos los pozos.
La vida pasa y que hacemos
entonces: ¿miramos para arriba o tapamos los pozos?
Para Heidegger lo que importaba
eran las ideas de las personas y decía que sólo transcienden las biografías de
sus autores y decía que Aristóteles nació, pensó y murió. Es decir que para
Heidegger la vida de Aristóteles no importaba nada, solo importaba las ideas, como en el
arte la obra trasciende al autor.
Como reflexión nos queda que en
la vida nos la pasamos tapando pozos, pero en algún momento levantamos la
cabeza para mirar para arriba. En la vida deberíamos encontrar cierta
pendulación, oscilación. Cuando nos damos cuenta de que estamos tan metido abajo
tapando pozos es bueno levantar la cabeza y viceversa cuando tenemos la cabeza
durante mucho tiempo en las nubes, debemos bajar, poner el cuerpo.
El pensamiento filosófico es abstracto, angustiante, inconducente, interruptivo, lo que propone la filosofía es un cuestionamiento a las totalizaciones. En filosofía siempre se llega a paradojas, inutiliza porque cuestiona, por qué todo tiene que servir para algo, cuestiona lo cotidiano. Cuestiona también a quién le somos serviles, el verbo servir tiene que ver con la utilidad pero también con lo servil. ¿Útil para quién, para qué?
La filosofía interrumpe la idea o
el valor de utilidad.
Video: La filosofía. Mentira la verdad.
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