Cuando
la filosofía se pregunta por el sentido de las cosas, pone en juego
¿qué es lo real?. Pero
al mismo tiempo se pregunta ¿cómo lo conocemos?. La pregunta
por lo real opaca a la pregunta por el conocimiento. Cuando nos
preguntamos por lo real damos por supuesto un cierto tipo de
conocimiento que no evidenciamos. Cuando vemos algo no nos
preguntamos sobre ¿cómo es que lo vemos? No estamos
adquiriendo conocimiento sobre la mirada o la naturaleza de los ojos,
sólo nos concentramos en lo que vemos.
Todo
conocimiento de lo real se inicia con una confianza fundamental,
damos por evidente un cierto tipo de conocimiento.
La
pregunta por el conocimiento es desde el inicio problemática porque
pone en cuestionamiento la herramienta misma con la que emprendemos
la pregunta.
Los
ojos de una persona pueden ver en principio cualquier cosa, pero lo
que no puede ver esa persona es verse a sí misma mirándose.
¿Es
posible conocer el modo en que los seres humanos conocemos?
- La gnoseología es La ciencia que estudia y analiza el conocimiento.
- La ontología es el estudio del Ser en cuanto Ser. LO QUE ES
La
gnoseología es el modo en cómo accedemos al Ser. En vez de
poner el acento en lo real, ponemos el acento en cómo el hombre se
relaciona con lo real para conocerlo. LO QUE CONOCEMOS.
¿No
se convertiría lo real sólo en el modo en que lo conocemos?
Un
primer problema de la gnoseología es poder delimitar cuándo algo de
lo que creemos merece llamarse conocimiento.
¿Existen
conocimientos válidos e inválidos? ¿Qué se juega en la necesidad
de establecer ciertos saberes como válidos? ¿Es sólo el deseo de
querer alcanzar la verdad?
La
gnoseología busca establecer las condiciones que hacen de un
conjunto de afirmaciones, un conocimiento válido. No le importa qué
es lo que se conoce, sino cómo lo justificamos. Si estamos sentados
en una silla: ¿cómo sabemos que donde estamos sentados es una
silla?
Todo
conocimiento debe de seguir un método cuya clave es la puesta a
prueba de cualquier afirmación. Todo debe de ser puesto a prueba.
¿Cuándo una prueba es legítima? ¿la prueba no tiene también que
ser puesta a prueba? La puesta a prueba debe de satisfacer ciertos
rasgos fundamentales como
la objetividad, la neutralidad o la demostración,
que hoy solo lo realiza el conocimiento científico.
La
ciencia.
Se
ha constituido en un saber hegemónico y ha relegado al ámbito de lo
personal, de lo mágico, de lo irracional al resto de los saberes.
Esto significa que el arte o la religión, no
son estrictamente conocimientos válidos?
¿Qué
es el conocimiento? ¿Todo conocimiento es válido? ¿Hay formas de
conocer mas válidas que otras?
Las
cuatro formas del conocer son:
- la razón,
- los sentidos.
- La fe o religión y
- la intuición.
¿Hay
alguna forma de conocimiento que abarque a estas cuatro categorías
de conocimiento?
La
respuesta es NO.
Estas cuatro formas de conocer tuvieron dentro de
nuestra cultura recorridos diferentes.
El
saber científico sólo aceptó como conocimiento válido a aquel que
se justifique en la razón y los sentidos. Dejando la ciencia
de lado a la fe y a la intuición.
Podemos
intuir que algo va a pasar o podemos tener fe en una creencia
religiosa. La fe y la intuición no es conocimiento.
¿Qué
es el conocimiento?.
Toda
relación de conocimiento se presenta clásicamente como una relación
entre un sujeto y un
objeto.
Objeto:
lo que es conocido. El
objeto es todo
aquello que se encuentra fuera de él, incluyendo al hombre mismo. El
hombre es al mismo tiempo sujeto y objeto.
¿Cómo
conoce el sujeto al objeto? ¿Es
un conocimiento individual o colectivo? ¿Quién hace al
conocimiento? individuos,
libros, especialistas. ¿Es
el acto de conocimiento activo o pasivo? ¿Reflejamos nuestro objeto
de conocimiento o lo construimos? ¿Puede el sujeto alcanzar al
objeto?
¿Es
posible el conocimiento?
Todo indicaría que sí.
El
dogmatismo.
Es
una postura que entiende al conocimiento como algo posible, obvio y
evidente. Pero debe de afirmarse en certezas que nunca cuestiona: el
dogma.
El
dogmatismo da por cierto la posibilidad del conocimiento. No
lo ve como una relación, sino que entiende que el objeto se presenta
a un sujeto que solo lo recibe y lo representa. El dogmatismo está
en la confianza ciega puesta en el acto de conocer. Un dogma se
presenta en la medida en que se ausenta el pensamiento crítico, en
la medida en que no hay problematización de lo que se conoce. El
objeto viene con rasgos predeterminados y el sujeto es el
representador de aquello que se presenta. Pensar
que todo lo que se da se da por algo y algo debe de estar bien, es
la esencia misma del dogmatismo. Lo dogmático consiste en respetar
la plataforma de verdades que muestra el objeto, sin cuestionar nada,
porque en definitiva alguien nos presenta esa plataforma.
¿Es
posible partir de ningún dogma? ¿No estamos pensando siempre en dar
por supuestas algunas verdades para comenzar a pensar en cualquier
cosa?
El
escepticismo.
Niega
toda posibilidad del conocimiento. Si el dogmatismo prioriza primero
el objeto y minimiza al sujeto, el escepticismo hace lo contrario, el
conocimiento se concentra tanto en el sujeto que pierde por completo
al objeto. Para el escepticismo cuando conocemos no podemos
desvincularnos de nuestras circunstancias: la
cultura, la época, la familia, los valores, los miedos. Todo
acceso a lo real está mediado por alguna categoría subjetiva.
Para
el escepticismo no es posible el conocimiento. Todo es cuestionable.
Nada cierra de modo absoluto. No hay manera de demostrar que lo que
conocemos sea algo definitivo, porque el sujeto lo está siempre
distorsionando. Es imposible
hablar de un objeto en sí mismo. No hay conocimiento del objeto,
sino conocimiento de los modos en que el sujeto conoce al objeto.
Si
no es posible afirmar un conocimiento absoluto ¿vale
algún tipo de saber, o nada tiene sentido?
Lo
interesante del escepticismo es que desconfía de todo los objetos
que se presentan, ejerciendo una aptitud crítica y de sospecha
frente a los valores dominantes. En este sentido hay algo de
escéptico en todo saber.
¿Dogmatismo
o escepticismo?
La
discusión sobre la posibilidad del conocer nos induce al problema
del origen y validez del conocimiento.
¿Dónde
se origina en el ser humano el conocimiento? ¿Por dónde ingresa el
ser humano al conocimiento?
El
origen del conocimiento está en:
- El racionalismo: La razón.
- El empirismo: Los sentidos.
El
racionalismo: Sostiene
que el único conocimiento válido es el racional, en la medida que
garantiza dos formas claves que todo conocimiento tiene que tener
para ser válido:
- Necesidad lógica. Significa que es independiente de la experiencia. Por ejemplo: que el todo sea mayor que sus partes, no se valida en ninguna comprobación concreta, sino que vale a priori. No surge de los hechos, sino que los hechos se ordenan según esta lógica.
- Validez universal. Vale para todos los casos posibles, sin excepción.
Necesidad
lógica y validez universal son dos principios que se encuentran en:
LAS MATEMÁTICAS.
La ciencia modelo por excelencia para el racionalismo.
El
racionalismo no niega el conocimiento empírico, pero lo coloca en el
lugar del error. Los sentidos engañan, generan una relación
primaria con la realidad, pero que necesitan de la razón para ser
encauzados y puestos en su justo lugar.
Para
el racionalismo hay ideas innatas, nuestra mente no solo viene vacía,
sino que viene provista de información verdadera. Dependiendo de la
época y de los autores; el estatus de estas ideas innatas van
modificándose:
- Para Platón son metafísicas.
- Para San Agustín son divinas.
- Para Descartes, Leibniz y Spinozza, se justifican con las ciencias emergentes.
Si
el racionalismo puede garantizar verdades innatas y a priori,
necesarias y universales, lo hace al costo de abandonar la presencia
de la realidad material, que haría pensar que actuaría solo la
metafísica, es decir, algo desvinculado completamente del cuerpo.
Pero
¿se puede negar la existencia de los sentidos? ¿Se puede seguir
sosteniendo una metafísica, después de los cambios científicos que
comienzan a darse en la modernidad?
Ver,
conocer, pensar.
¿Cuál
es el origen del conocimiento? ¿Quién garantiza un conocimiento
válido? ¿La razón o los sentidos?
Frente
al racionalismo que prioriza la razón se encuentra el empirismo que
prioriza los sentidos.
La
crítica a la razón que se inicia con el empirismo va a conducir en
cuestionamiento al mismo sujeto que conoce.
¿Se
puede seguir pensando al conocimiento solo como una relación neutral
entre un sujeto y un objeto?
El
empirismo: Sostiene que el
principio fundamental de todo conocimiento proviene y se valida en la
experiencia.
Nuestra
mente es como un papel en blanco que vamos rellenando con
información, a medida que vamos generando conocimiento sensible.
Todo lo que sabemos proviene de experiencias científicas concretas;
por
ejemplo: saber si el fuego quema o no quema, puede consistir en la
advertencia de alguien, en la lectura de un libro o en el desarrollo
de una teoría química sobre
el origen de las quemaduras. Sin embargo el conocimiento más
enfático, más contundente e indiscutible va a estar ligado a la
experiencia de una vivencia singular, es decir, el día en que nos
quememos con fuego.
David
Hume.
Para
el empirismo de David Hume es
la vivacidad de la
percepción lo que define la
verdad del conocimiento y no hay más percepción vivaz que la que
experimentamos por medio de los sentidos.
Hume
divide a las percepciones en dos categorías:
- impresiones: es todo conocimiento empírico
- ideas: es la copia de esa impresión que realizamos en la mente.
El
empirismo sostiene que todas las ideas provienen de las impresiones
sensibles. No hay saberes innatos o saberes trascendentes. Por
ejemplo: si pienso en un cuadro es porque primero observé un cuadro.
Si tengo la idea de una cama es porque primero la vi. ¿Pero
que pasa con la idea de un unicornio?
Hume explica que allí la mente opera uniendo dos ideas separadas
que provienen de dos impresiones: un caballo y un cuerno.
Nada hay en el unicornio que
no provenga de la experiencia.
Si
la única manera de elaborar una ciencia se encuentra en la
promulgación de leyes universales con el fin de predecir y explicar
el sentido de las cosas que hay en el mundo, ¿no nos condena el
empirismo a la tiranía del aquí y ahora?. La generalización se
convierte en la base de nuestro conocimiento. Pero es un tipo de
conocimiento en donde no hay garantías de validez.
Immanuel
Kant.
Se
suele usar el concepto de revolución copernicana para
ejemplificar el momento en que una propuesta produce un giro tal que
rompe el plano mismo en donde estaba sentada.
Kant
genera una ruptura de la que ya se venía produciendo porque
definitivamente coloca el problema del conocimiento en otro lado.
Kant
plantea que el acto de conocimiento, además de ser una relación
entre sujeto y objeto, es una relación activa, esto es que el sujeto
no recibe y refleja al objeto cuando lo conoce, sino que lo produce.
En
la realidad, hay algo no sabemos qué, algo muy difuso e
incomprensible, datos sin forma y sin orden que el sujeto tiene que
elaborar. No hay una realidad en sí, sino que es el sujeto el que
constituye al objeto. El sujeto encara la realidad como si tuviera
moldes en la mente y en el cuerpo como si el hombre naciera con
anteojos azules pegados a los ojos que nos condiciona a ver las cosas
mucho más azuladas de lo que realmente son.
No
hay para Kant al igual que para Hume causalidad o sustancias en las
cosas, se trata de categorías con las que el sujeto ordena lo real.
Kant
pretende colocarse más allá del empirismo y del racionalismo y esta
diferencia la encontramos en la distinción que hace entre pensar y
conocer. Puedo pensar cualquier cosa, pero el verdadero acto de
conocimiento se producen cuando se aplican sobre una realidad
empírica concreta. Así a DIOS, al ALMA o al MUNDO los puedo
pensar pero nunca conocer. Pensar es mas abarcativo que conocer, pero
el conocimiento es más riguroso.
Hay
una renuncia de Kant al conocimiento de lo absoluto y hay en ese
mismo acto una decisión de apostar a las ciencias como único
conocimiento confiable. La razón establece los marcos y los sentidos
comprueban. La ciencia moderna parece seguir ese camino y se va a ir
constituyendo así en el paradigma del conocimiento mismo.
¿Pero
qué sucede cuando un único tipo de saber se vuelve hegemónico?
¿Qué ganamos y qué perdemos con la ciencia como único modelo
válido de conocimiento?
Hablamos
del siglo XX, como de un notable avance de la tecnociencia y
la impugnación
de otros saberes posibles.
¿Qué
es la tecnociencia?
Es
que la ciencia y la tecnología se vuelven los únicos saberes
legítimos para la construcción del sentido válido de lo real. La
ciencia y la tecnología de la cultura occidental definen hoy las
verdades de época; pero también es cierta la presencia de otros
tipos de saberes que se van construyendo desde las fisuras de la
tecnociencia.
La
falta de democratización del conocimiento, sus efectos perniciosos
en la naturaleza, su uso y abuso en la destrucción de lo humano y de
todo lo viviente van dejando agujeros por donde los saberes excluidos
se cuelan.
Hay
otras tradiciones del saber que por fuera del modelo científico
proveen sentido e incluso eficiencia al desarrollo de la vida en el
mundo.
Los
saberes tradicionales de todo el mundo:
- las religiones,
- el arte,
- la astrología,
- los saberes orientales;
son
ejemplos de contraconocimientos que de modo parcial brindan también
conocimiento por una existencia oprimida por la tecnociencia.
Martin
Heidegger.
En este filósofo encontramos un planteo de disolución en la relación entre el sujeto y el objeto que en el pensamiento posmoderno se conoce con el nombre de la muerte del sujeto. El Ser se abre a lo humano de diversas maneras: el conocimiento es una de las tantas formas pero no es la única, ni la más verdadera.
Tanto
el sujeto como el objeto son una construcción. No hay un hombre que
conoce al Ser sino que el ser se manifiesta como una relación entre
sujeto y objeto.
Cuando
se piensa al conocimiento como una relación entre un sujeto y un
objeto, pensamos una determinada manera de darse el conocimiento, no
ha sido la única ni lo seguirá siendo.
Está
claro que el conocimiento es una elaboración de lo humano, pero la
idea misma de hombre con todas sus características esenciales y como
sujeto que conoce también es una elaboración; se produce una
tensión que en principio desplaza al hombre del centro; descentra al
conocimiento y habilita la afluencia de saberes diversos.
Thomas
Kuhn
En
el pensamiento científico también se produce una revolución
conceptual a partir de la obra de Thomas Kuhn, que resignifica
la idea de paradigma y renueva la forma en que la ciencia se venía
pensando así misma. Para Kuhn no hay un progreso hacia la verdad,
sino que los cambios en la historia de la ciencia han tenido que ver
con cuestiones extracientíficas.
La
comunidad de especialistas y sus instituciones proclaman un paradigma
científico e intenta denodadamente sostenerlo ya que en él se
juegan sus propios intereses. Por ello no hay un afuera del
paradigma, sino que el estar afuera supone estar excluido de la misma
categoría del conocimiento.
La
verdad es también una
construcción del paradigma. Kuhn nos explica cómo nuestras lecturas
de lo real están siempre previamente articuladas por una teoría. No
hay accesos directo a la empiria, sino
que hay una carga teórica de la observación, o en otras palabras,
uno encuentra lo que ya sabe que está buscando.
Las
ideas de Kuhn nos conducen a comprender el carácter político del
conocimiento que se nos presenta como una herramienta que busca
desinteresadamente la verdad, pero... ¿quién decide sobre
el conocimiento?... decide...,
siempre la cuestión del saber se nos presenta como una cuestión de
poder.
Hoy
vivimos el ocaso de una alianza histórica de la ciencia y nuestra
cultura, amparada por nuestras instituciones y naturalizada en las
prácticas cotidianas. Romper con los monopolios del saber,
parece ser la única forma de resistencia.
Conocer
es básicamente una apuesta
por lo nuevo, una convicción de apertura. No se trata de criticar a
las ciencias para defender otros dogmas, sino salir de todo
dogmatismo y seguir apostando por un saber abierto que siga
reinventando lo humano, especialmente
en tiempos donde parece haber llegado a su fin la idea de hombre tal
como la conocemos; o como dice Foucault: “borrándose
como en los límites del mar, un rostro de arena”.