El peronismo es un empecinamiento, terquedad, obstinación argentina, alimentado por los propios peronistas, pero también por el antiperonismo encarnado en el odio, el desprecio por el pueblo, temeroso del pensamiento popular, rechaza la pobreza, manifiesta su xenofobia, reivindica los golpes de Estado, niega los derechos humanos. A pesar de todo, el peronismo, siempre subsiste, siempre permanece, siempre retorna al poder. Tal vez, por la incapacidad de todos aquellos gobiernos que intentaron otra cosa diferente, haciendo al peronismo imbatible y que vaya mutando acorde a las coyunturas históricas en sus diversas formas de manifestarse: peronismo del 45 al 55, el de la resistencia de los 60 y 70, el retorno del 73, y el post mortem de Peròn: el Menemismo, Duhaldismo, Kirschnerisno, Cristinismo ; y ahora Albertismo, como una nueva versión de ese peronismo que sigue encarnado en la sociedad argentina con memoria colectiva de sus años de pujanza como movimiento de liberación, de desarrollo de un capitalismo nacional, del reconocimiento de los derechos de los trabajadores como columna vertebral, de ascenso social, de acceso a la educación, a la vivienda propia.
Una
vez me preguntaron ¿Qué es el peronismo? Para mí el peronismo es un sentimiento,
se lleva en el corazón, se siente, son recuerdos de familia, de mis viejos, de
mi infancia, de ese viaje inconcluso a Ezeiza a recibir a Perón del exilio, de
mi época de militante de la JP en la UB “Eva Perón” y en la JUP de la Facultad
de Derecho. Es folckore, es cultura
popular, que me identifica con el pueblo argentino. También significa mi rebeldía contra la
opresión, la injusticia social, el individualismo. Es la resistencia a los
golpes de Estado. Es pura esencia de argentinidad. Desde el pensamiento
racional, el peronismo es
ideológicamente neutro, es policlasista, es todo y a su vez es nada y como
decía el propio Perón en el movimiento hay nacionalistas, radicales,
conservadores, socialistas, marxistas, pero todos somos peronistas. Es muy
abarcativo, pero a su vez disperso. Me identifico con el peronismo del 45, el de la resistencia cuando estaba
proscripto en los 60, y el de los 70, lleno de jóvenes con utopías de querer
cambiar el mundo. El peronismo me dio la posibilidad de formarme con los mejores intelectuales como
Jauretche, Scalabrini Ortiz, Rodolfo Walsh, Ortega Peña, Paco Urondo, Norberto
Galasso, José María Rosa, etc.; sus libros me permitieron acceder al
conocimiento político e histórico de la
argentina y al pensamiento filosófico con José Pablo Feinmann, Ernesto Laclau o
Ricardo Foster, muchos de sus textos me sirvieron para poder entender esta
pasión que es peronismo, en especial en épocas del Menemismo, el cual me sentí
defraudado en lo ideológico, nunca entendí esa conversión al neoliberalismo,
fue una traición. Fueron épocas de mucha discusión con otros peronistas que
justificaban a Menem, nunca pude entender ese pragmatismo, ese verticalismo, ese
movimiento pendular que va a veces hacia la derecha y otras veces hacia la
izquierda. El peronismo se caracteriza por ser el partido político del poder,
siempre tiene esa vocación innata o voluntad de poder al mejor estilo
Nietzscheano que va por todo, que cuando se une es arrasador; y eso habilita a
que el Movimiento se llene de obsecuentes, trepadores, alcahuetes,
defraudadores, traidores, que ven en el peronismo el camino más corto para
acceder al poder. Como maquinaria electoral ha permitido que muchos
gobernadores e intendentes se eternicen en el poder al mejor estilo feudal.
Tampoco comparto algunas prácticas mafiosas o corruptas como metodología para
conseguir votos, o sobreprecios en la obra pública para financiar la política.
Cuestiono la carencia de democracia partidaria,
reemplazada por la dedocracia para elegir cargos partidarios y en la
administración pública, la falta de debates de ideas, la formación de cuadros militantes con
conciencia social y política, etc. Esto me distanció del PJ, durante muchos
años. Pensé en otras alternativas
políticas (FREPASO – ARI), que
terminaron con el mismo pragmatismo que el PJ, aún peor justificando políticas
neoliberales como las de la Alianza o el Macrismo, que lamentablemente
terminaron en crisis como la del 2001, y la de hoy de Macri. Por suerte pude
correrme a tiempo y ser fiel a mis convicciones.
La
filosofía me permite posicionarme desde otro lugar, tener un pensamiento
crítico, estudiar diferentes corrientes filosóficas representadas por
Nietzsche, Marx, Foucault, Gramsci, Marcuse, Sartre. Lyotard, Derrida, R. Kush, E. Dussel, profundizaron mi pensamiento e incorporaron otras
miradas para poder interpretar el mundo, latinoamerica y la sociedad argentina,
tener mayor amplitud y poner distancia
con aquellas ideologías que terminan convertidas en dogmas cerrados. La
filosofía te permite hacer análisis reflexivos con mayor apertura, mayor
objetividad. Es el refugio que elijo en tiempos difíciles y de crisis
individuales y sociales, para comprender mejor lo que ocurre.
Ya
estoy grande para comer sapos, me cae mal al estómago y van en contra de mis
convicciones. Hace rato que desensille esperando que aclare pero todavía veo
nublado el panorama, tal vez sea muy desconfiado, escéptico, aunque creo que lo
prioritario, principal es que se vaya este gobierno inepto de Macri que tanto
daño le hace a la sociedad.
Son
tiempos difíciles los que se vienen y no es momento para tibios, o se gobierna
para el pueblo o para los poderosos que se enriquecieron en este último tiempo,
es hora que el gobierno que viene no sea tan racional y moderado como el
establishment económico pretende, porque eso significa más ajuste para poder
cumplir los pagos a los especuladores privados y el FMI. Lo prioritario es hoy
poder comer, tener salud, trabajo, educación, poder cubrir las necesidades
básicas de la población.
Desde
mi humilde opinión, el próximo gobierno debería trabajar algunos ejes que
marquen claramente un cambio estructural, un cambio epocal. El primero de ellos es una reconstrucción ética y una reparación social a
tanto daño ocasionado. Iniciar un debate histórico sobre la deuda externa sería
muy interesante. El Congreso Nacional
debería instituir una Comisión Investigadora sobre la Deuda Externa que
determine responsabilidades políticas y económicas de semejante saqueo. Llegó
la hora de poner fin al endeudamiento
externo, a la transferencia de divisas al exterior, y de los que menos tienen a
los que más tienen. El país va a cumplir casi dos siglos de pagar deuda, desde el primer empréstito de la Baring
Broters a Rivadavia, hasta hoy con Macri. Es hora de decir basta. Un segundo eje o tema a debatir es poner punto final a tanta corrupción enquistada
en el Estado, judicial, empresarial, sindical, política y económica. Para ello
se necesita una reforma judicial y política en serio, tiene que haber conductas
ejemplificadoras que el que roba el patrimonio de todos, algún día sea
condenado a través de los resortes constituciones garantizando el debido
proceso y jueces probos. Un tercer eje para pensar, es una reforma
tributaria en donde los que más tienen y más se beneficiaron en el presente y
épocas pasadas tributen un porcentaje sobre su patrimonio, especialmente
aquéllos bienes improductivos como sus cuentas Off Shore, inmuebles comprados
en el exterior, etc. Hay 50 argentinos que tienen más de 300 millones de
dólares, sus riquezas están claramente detalladas en la revista Forbes http://www.forbesargentina.com/ranking-los-50-mas-ricos-de-argentina/.
Que paguen impuestos a las ganancias
aquellos que especulan comprando acciones en la Bolsa de Comercio y los
depositantes de plazo fijo bancario. El que trabaja cobra un salario y no es
ganancia, por lo tanto no debería
tributar. Distinto sería si los trabajadores participaran de las
ganancias de las empresas, en este caso si deberían tributar, no sobre el
salario, sino sobre las ganancias obtenidas en el balance anual de las
empresas, establecido en el artículo 14 bis de la CN.
Alberto
Fermández surgió de una jugada magistral de CFK, que movió el tablero electoral
y lo colocó como el candidato que unificó a todo el peronismo. El Kirchnerismo
es la base electoral más amplia del espacio político, pero a su vez están los
gobernadores y el Frente Renovador, Las PASO y las definitivas de ayer 27 de octubre le dijo a
Macri que ya fue e inicia un nuevo período, habrá que ver, entonces, para que
arco dispara el wing en ese juego pendular, en esos giros imprevistos del
peronismo, promete poco, se sabe menos aún de su futuro gabinete y de su
ministro de economía, manda señales para todos lados, si bien tiene su base
electoral en el peronismo, sabemos que hay una melange, un poco de todo en la
construcción política que se unió para derrotar a Juntos en el fracaso
(Cambiemos), pero recibe a los empresarios del círculo rojo, a la Fundación Mediterránea,
a los Agroexportadores, etc. Es difícil un pacto social con sectores del poder
que boicotean y desestabilizan un país cuando su rentabilidad y sus intereses
se ven afectados, acostumbrados a que sus patrimonios crezcan sideralmente,
habrá que ver si ceden y aportan a la salida económica del país. Del otro lado
estamos nosotros la clase media, trabajadores y los más postergados, los
grandes perdedores del neoliberalismo. Veremos el Pacto Social del que se habla
que resultado obtiene, esperemos que sea lo más positivo posible, pero hay un
sector que está cansado de tanto esfuerzo en vano, necesita mejorar su situación
social y económica y los hechos demostraran si los que concentran el poder
económico están dispuestos a ceder. No sólo se construye política a través del
consenso, a veces es necesario el conflicto o la confrontación para generar
tensión y lograr objetivos como lo fue “Perón o Braden”, “Patria o Colonia”,
“bicicleta financiera o producción genuina”.
A
partir del 10 de diciembre, se inicia un nuevo período político y los pingos se
ven en la cancha. En el debate Alberto Fernández hablo de que él era
pragmático, que va a tomar de la ortodoxia o la heterodoxia económica lo mejor
para sacar el país adelante. Aplicar la ortodoxia económica sería un
Neomenemismo que significaría otro nuevo fracaso para el país, sabemos lo que
significa el neoliberalismo en la Argentina. Personalmente espero que sea una
nueva versión de conquista de derechos sociales, económicos y culturales como
las mejores épocas del peronismo y el kirchnerismo, pero también en calidad
institucional, con los funcionarios más capaces, aptos, eficientes y honestos
para ocupar los cargos públicos. Sabemos que dentro del espacio hay personas que reúnen estos requisitos para dar salida a la pésima situación que
atraviesa la Argentina. Las acciones de gobierno serán juzgadas por la sociedad
y la historia en un futuro cercano.