Scarface, era un homínido que creía haber evolucionado, perteneciente a la denominada especie humana. Lo llamaban así, porque un lado de su cara estaba cortada por sus duras batallas que tuvo que afrontar para poder defender a su manada. Hasta que un día el paso del tiempo, le hizo ver que su patriarcado estaba siendo cuestionado por su prole y superado por el matriarcado que de a poco, comenzaba a reemplazarlo en el poder que él iba declinando. Así fue como de a poco Scarface, empezó a ser cuestionado por su séquito femenino que iba creciendo y ya se anima a enfrentarlo, para poder emprender su propio vuelo.
En el ocaso de su patriarcado, proliferaban en su cabeza los recuerdos de su juventud, cuando se sentía libre, dueño de su cuerpo y su alma, de sus decisiones, de una época gloriosa de macho alfa. Pero a su vejez, con poco dinero en su bolsillo para poder afrontar los costos de un analista que le permitieran comprender los cambios que se iban produciendo en su vida, decidió ponerse a estudiar psicología. Una manera de poder aliviar su angustia y poder soportar su malestar interior. En un par de meses de transitar sus estudios, empezó a comprender que adentro suyo había otro que tomaba sus decisiones, y además era hablado por él. Desde muy pequeño un extranjero, había invadido su interior, determinándole su vida sin darse cuenta. No solo era eso, sino que encima tomó conciencia que, en su constitución biológica, su cuerpo no solo tenía testosteronas, sino también su interior estaba compuesto de estrógenos y progesteronas. Pero, además se enteró que no sólo poseía una mente racional, sino que había una minúscula parte de su cerebro que compartía con los reptiles.
Y eso no era nada, resultó ser que un buen día apareció un bichito llamado virus, irrumpiendo en su vida. No sólo no lo podía percibir a través de sus sentidos, sino que lo obligaba a aislarse con su familia en su guarida. Estaba tan confundido que no sabía si el bichito, estaba afuera, adentro de su casa o en su cuerpo. Ya no era libre de salir a caminar con su perra, no podía disfrutar de un paseo en bicicleta para calmar sus tensiones; tampoco podía ir a visitar a su amigo Tumpa; regar las plantitas de su jardín, tenía restringida hasta la salida a su vereda. Sentía que su vida estaba siendo monitoreada y controlada por un poder omnipresente.
Le había cambiado completamente su vida. No solo le cayó la ficha de haber perdido vigencia su patriarcado; de haber descubierto a otro en su interior gobernando su vida; de tener estrógenos y progesteronas en su cuerpo; de poseer un cerebro reptiliano; de la existencia de un fantasma rondando por el mundo deseoso de llevarse su vida. Sino también, asumió que llevaba una vida totalmente artificial, virtual, atravesada por vínculos a través de una pantalla de computadora en la que escuchaba voces, sonidos, veía rostros humanos, sentía estar controlado por una inteligencia artificial que lo manipulaba en lo que debía consumir, comprar, generando necesidades que no desea; y a su vez, estaba geolocalizado por un pequeño dispositivo que controlaba todos sus movimientos. Su realidad se había convertido en una ficción a pesar de su convicción de llevar una vida auténtica. Estaba tan confundido, desorientado que a su vejez tomo conciencia de que ya no era nada, que todos habían tomado decisiones y que él nunca se había enterado, ni siquiera dueño de su propia vida.
Pero a pesar de todo, Scarface, nunca perdió sus esperanzas, su optimismo, de volver a ser aquél que algún día había creído ser, siguió añorando los viejos tiempos de muchos asados rodeado de familiares, amigos, encuentros, diálogos, vino tinto, abrazos y besos. No obstante, seguía anhelando sus viejas utopías de soñar un mundo nuevo y un mejor futuro para toda la humanidad.