Instituto
de Formación Docente y Técnica N° 126 Salto.
Espacio: Antropología filosófica.
Tema: Conceptualización de la Antropología, su objeto y
método de estudio y su relación con las demás ciencias del hombre, en el marco
de las corrientes filosóficas que la fundamentan.
Trabajo
práctico realizado por: Juan Carlos
Boscoscuro.
Fecha: 12 de mayo de 2016.
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Introducción.
Cuando
hablamos del ser, no hablamos de algo ajeno, ni de algo extraño, sino que
hablamos de nosotros mismos como hombre, como ser, de lo más íntimo de
nosotros, de nuestra vida en el mundo.
Desde
los orígenes del pensamiento, el hombre siempre fue motivo de reflexión, no
solo racional sino también desde lo mítico y religioso.
La
variedad de respuestas que el hombre ha dado establecen el lugar que ocupa en
el universo, las relaciones con los otros hombres, la naturaleza y los
animales.
En
diferentes etapas históricas, la filosofía fue buscando responder las preguntas
acerca del hombre, Los primeros fueron los filósofos clásicos, quienes
reflexionaron sobre el hombre en relación con la naturaleza, (desde una visión
antropocéntrica). Luego durante la filosofía medieval se entendió al hombre
como parte de un orden divino. (Teocentrismo).
Con
el renacimiento y la ilustración, vuelve su preocupación y nuevamente se pone en el centro de su
conocimiento. Con la ayuda de las diferentes ciencias que se desarrollaron a
partir de la modernidad, el hombre se vuelve objeto de conocimiento, abriendo
un abanico de posibilidad de encontrar diferentes discursos que lo develan como
un problema, el problema antropológico, como lo ha denominado la filosofía
contemporánea.
Como
dice Gevaert, en su libro, el
problema del hombre: "…La
antropología filosófica no crea ni inventa los problemas del hombre. Los
encuentra, los reconoce, los asume, los examina críticamente…"
Algunos
de ellos son los que a continuación se desarrollan.
Desarrollo.
Ø
Conceptualización de
la Antropología.
Desde
una dimensión histórica, se fueron construyendo una red de significados a estas
preguntas, y las respuestas fueron surgiendo dentro de un marco muy heterogéneo
que fueron consolidando diferentes alegatos.
Nietzsche,
nos dice: “…no hay hechos, solo
interpretaciones…”. Teniendo como punto de partida que solo hay
interpretaciones, pues entonces, hallaremos una variedad de discursos sobre el
hombre; en cada uno de ellos influirá el pensamiento de cada autor, haciendo
una apreciación acorde a su formación filosófica, científica o profesional Pero también, desde la cotidianeidad
cualquier persona simple podrá hacerse preguntas, sobre sí mismo o de su
relación con el mundo, y también en este sentido es una reflexión en el marco
de esta disciplina.
Con
René Descartes, surge la filosofía
moderna y el hombre ya no se explica desde una perspectiva de la naturaleza, ni
desde un punto de vista sobrenatural; sino ligada a su acción: sus producciones, sus obras y sus relaciones con otros
hombres.
Max Scheler, fue el primer
filósofo en pensar la antropología filosófica, en su libro: “El
puesto del hombre en el cosmos”, da mucha importancia al fenómeno de la
cultura y la historia de la humanidad. Para él, la antropología filosófica es
la manera de explicar, a partir de la estructura fundamental del ser humano,
todas las funciones y obras específicamente humanas: el lenguaje, la moralidad,
el Estado, las armas, la guerra, los instrumentos, la técnica, la religión, el
arte, la ciencia y la filosofía misma. Nos dice que el hombre ocupa un lugar
especial en el cosmos, tiene una intencionalidad de apertura al mundo, es
libertad y tiene capacidad de trascender lo inmediato. Biológicamente, Scheler
reflexiona que no existen diferencias esenciales entre el hombre y los
animales, sino solamente diferencias de grado. La existencia del ser humano tiene
una dimensión espiritual que lo separa de la mera animalidad. Por ella, el
hombre es el ser capaz de decir no, se libera de sus instintos animales y
adapta al medio ambiente a sus necesidades, en vez de adaptarse él al medio
ambiente como hacen los animales. Afirma que, mientras la imaginación, la
memoria, la sensibilidad y el sentimiento son fenómenos vitales no muy
distintos de los propiamente biológicos -razón por la cual, en este aspecto, la
diferencia entre el hombre y los animales es solamente de grado-, en el hombre
aparece una dimensión diferente: la dimensión del espíritu, opuesta en cierto
sentido a la vida, y que permite al hombre reprimir y controlar sus impulsos,
de manera que el espíritu se ve potenciado por esta auto-negación ascética. Este planteamiento metafísico, y todavía
tradicional -puesto que sigue siendo dualista, al oponer el cuerpo animado y el
espíritu-, será superado en el tiempo con la aparición de nuevas explicaciones.
Helmuth Plessner, parte de la
consideración de la base biológica, verdadera condición humana, desde la cual
se constituye el hombre en la historia, y propugna la independencia de la
antropología filosófica respecto de cualquier otra ciencia.
Arnold Gehlen, piensa al ser humano
como un sujeto inacabado, caracterizado como ser biológicamente no
especializado y con una larga infancia dependiente de los adultos. Esta caracterización
del hombre como “ser carencial”, expresión ya utilizada por Herder, o como
“animal no fijado”, es la que determina tanto su capacidad de aprendizaje como
su capacidad de transformación de la naturaleza. En dicha capacidad se
manifiesta el carácter fundamental del ser humano, a saber, la “acción”. Este
principio de la “acción”, le permite
eliminar el dualismo que estaba en la base de la antropología filosófica desde
Descartes, Kant y Scheler, ya que en la acción confluyen todos los aspectos del
ser humano: su cuerpo, su naturaleza, su inteligencia, su sociabilidad y su
cultura.
Para Cassirer, la antropología filosófica, es un estudio sobre el
hombre, y dice que la única forma que tiene el hombre para entender el mundo en
el que vive es conocerse primero a sí mismo. Por eso cultiva una rama de la
filosofía, la antropología filosófica, que nos pone una visión de la estructura
fundamental de las actividades humanas y que nos permite entenderlas como un
todo orgánico. Analiza las distintas actividades humanas como el lenguaje, la
religión, el arte, la ciencia, y las modalidades cada una de ellas forma parte
de la cultura humana para construir un propio universo simbólico que le permite
comprender e interpretar, articular y organizar, sintetizar y universalizar su
experiencia. Todas las actividades están relacionadas entre ellas, pero cada
una también aporta un elemento nuevo a la concepción del ser humano cambiando
la interpretación de hechos del pasado y modificando las expectativas para el
futuro. Mediante el estudio del ser humano, Cassirer considera al hombre como
un ser simbólico. El hombre no puede vivir en estado natural, sino que además
necesita de la cultura, que es su segunda naturaleza en la que el hombre puede
vivir.
Para
Jacinto Choza, la antropología
filosófica es un saber que tiene por objeto al hombre, y que teniendo en cuenta
el desarrollo de los diferentes saberes, se constituye como una síntesis de
conocimientos aportados por las ciencias biológicas, las ciencias humanas y las
ciencias sociales, en el plano filosófico significa una comprensión metafísica
de cuantas las ciencias positivas han aportado al conocimiento humano. La
antropología filosófica, es un saber cuyo problema reside en realizar una
síntesis entre saberes muy heterogéneos, con lo cual requiere, entonces, una
síntesis que combine e integre datos y métodos muy heterogéneos.
Para
Joseph Gevaert, la antropología
filosófica es la disciplina que toma al hombre como objeto de investigación, en
el intento de aclarar y de establecer en cierto modo su ser, esto es, los
aspectos fundamentales de su esencia o naturaleza. Podría decirse que la
antropología filosófica estudia al hombre desde el punto de vista del hombre,
para enunciar en qué consiste el misterio de ser hombre. Es la parte de la
filosofía que estudia el sujeto humano en cuanto sujeto, que se plantea la
pregunta clave ¿qué es el hombre? ¿Quién soy yo?”. Es la Antropología
Filosófica, una respuesta racional del ser humano sobre sí mismo, que a
diferencia de las demás disciplinas, estudia al individuo como sujeto personal
en su globalidad. Su intención última es comprender al ser humano en su
relación con la naturaleza, con su yo, con lo absoluto y con lo trascendente.
Para Heidegger es un ser abierto, el
hombre es apertura. El hombre-es-un-ser-en-el-mundo. El hombre, el Dasein, el
hombre arrojado al mundo. Ese Ser se pregunta por el Ser. El Ser ahí es el ahí
del Ser. En el Ser ahí se pregunta por el Ser. Es el Ser que siente la
presencia de la nada, que siente la inminencia de la muerte, se angustia. Es un
Ser para la muerte porque sabe que va a morir. El Dasein es el Ser que sabe que
va a morir. Que tiene infinitas posibilidades en su futuro, pero en todas sus
posibilidades está la posibilidad de morir. El Dasein es un ente existencial,
que está devorado por el mundo.
Al
igual que Sartre, piensa que el hombre
es un ser arrojado al mundo que lo precede, en un tiempo y lugar que no elige,
pero vive en un mundo de posibilidades que lo hacen irremediablemente libre. El
hombre comienza por no ser nada. Es proyecto, una flecha disparada en el
tiempo, no puede detenerse, ni volver atrás. No permanece inmóvil, es siempre
diferente.
El
hombre no tiene naturaleza, no tiene esencia, empieza por no ser nada, el
hombre nace siendo nada, lo único que tiene es la existencia y debe en la vida
lograr su esencia.
El hombre para Sartre es un ser
libre, de plena libertad, por lo cual es el único responsable de lo que haga
con su vida. Esta conciencia plena de libertad y ante la obligación de hacerse
cargo de la vida, generan en el hombre un sentimiento de angustia.
La
angustia es la conciencia del desamparo, del vacío, de la responsabilidad de
tener que decidir qué individuo (hombre o mujer) queremos ser. Ya no hay
destino que nos libere de tomar decisiones, ni de responsabilidades.
De
las diferentes concepciones vertidas por los autores precedentemente mencionados,
podemos analizar la variedad de conceptualizaciones que se hace a la disciplina
y hablar de la antropología filosófica, como una rama de la filosofía o
disciplina filosófica y holística que reflexiona y problematiza acerca del
hombre como un ser sí mismo, un ser en el mundo, un ser que se construye en
relación con los demás seres. El hombre es el único ser que se presenta como
inacabado, dentro de un contexto universal, cósmico, en el que necesita
comprenderse para saber quién es, quién quiere ser y cómo puede realizarse.
Ésta necesidad de saber quién es, surge de su conciencia de finitud, de saber
que no es dueño de su tiempo y, por lo cual, necesita diseñar su vida.
Ø
Objeto de estudio.
Teniendo
en cuenta la complejidad de su objeto de estudio, hubo una fuerte discusión
dentro del pensamiento filosófico si era posible convertir al hombre en objeto
de su propio estudio. Para algunos filósofos como Descartes, Kant y Hegel,
separan al sujeto del objeto, para lo cual el sujeto puede ser estudiado como
un objeto, como un ente. Por lo tanto, se convierte en objeto de estudio de
muchas ciencias que estudian al hombre. Para otros filósofos, desde Heidegger
hacia la contemporaneidad, no hay sujeto y objeto, sino que es el hombre un
sujeto existencial, que se angustia, que
muere, que se pregunta por su propio ser.
Ø
El método de estudio.
Entendiendo
a la antropología filosófica como una parte de la filosofía que estudia al
hombre, el método es la simple reflexión o problematización, (entendida como poner
en discusión un determinado concepto, hecho, asunto o cuestión, siempre a
través de la interrogación). Para ampliar el espectro de su conocimiento podrá
complementarse con las demás ciencias biológicas, humanas y sociales, que
estudian al ser humano utilizando cada una de ellas su propio método de
investigación científica (deductivo, inductivo, dialéctico, analítico, etc.)
Ø
Su relación con las
demás ciencias del hombre.
Hay muchas ciencias que tienen como objeto de
estudio al hombre; por ejemplo: con Darwin,
se abre nuevas perspectivas en considerar al hombre desde una visión
biológica, dentro del contexto de la evolución de las especies. La medicina se
preocupa por las condiciones en las que el hombre conserva o recobra su salud,
cuáles son sus procesos biológicos naturales y las condiciones físicas que
favorecen su desarrollo. La antropología cultural estudia la producción
material y simbólica de diferentes grupos sociales. Freud, a través del
psicoanálisis y su estudio del inconsciente, se interesa por los procesos
personales, subjetivos e individuales del hombre, cómo desarrolla su
personalidad, que factores pueden influir en el desarrollo de su personalidad, etc.
La sociología se va a interesar por el hombre en relación con la sociedad
humana. En este sentido, podremos enumerar a muchas ciencias más que se
interesan por el conocimiento del hombre. Por lo tanto, la antropología
filosófica que parte de una pregunta simple y despojada, en relación interdisciplinaria
con las demás ciencias podrá utilizar las conclusiones arribadas por ellas,
para mejor comprensión del hombre y seguir en su tarea inagotable de encontrar
una respuesta.
Conclusión.
Se entiende a la antropología filosófica como
una reflexión o problematización, que cada uno de nosotros realizamos, durante
nuestra vida, en el intento de encontrar una explicación de lo que somos. En
diferentes etapas de la vida nos hemos preguntado acerca de ¿quiénes somos?,
¿de dónde venimos?, ¿hacia dónde vamos?. Desde una mirada introspectiva, hacia
nuestro interior, como lo hacía Sócrates en su “conócete a ti mismo”; en
extensos interrogatorios familiares de los ¿por qué?, para entender el mundo
que nos rodea; en interminables diálogos con amigos durante la adolescencia en
la búsqueda de nuestro propio yo, de nuestra propia identidad; y durante la
adultez, seguimos buscando completar el proyecto de vida que nos lleva
definitivamente hacia nuestra finitud.
“…Me desperté de pronto en medio de un
sueño, pero solo para tomar conciencia de lo que estaba soñando y de que
necesitaba seguir haciéndolo para no morir…” (Nietzsche. La gaya ciencia.)
Como
dice Joan Manuel Serrat, en el maravilloso texto de Marta Badaro “…caminante no hay camino, se hace camino al
andar…” Y la filosofía es esa herramienta que necesitamos para seguir preguntándonos
quiénes somos y encontrarle un sentido a nuestra existencia.
Bibliografía consultada.
ü
Textos
obligatorios de la materia.
ü
Nietzsche,
Friederich. “ideas fuertes”. Ed. Longseller.
ü
Feinmann,
JP. La Filosofía y el barro de la historia. Ed. Planeta.
ü
Sztanszrajber
Darío, ¿Para qué sirve la filosofía? Ed. Planeta.